La crianza tiene un carácter personal e importante. En un mundo donde la rapidez y las múltiples tareas convergen, y donde ser una madre o un padre ejemplar se ve como una obligación, el estrés relacionado con la crianza, una sensación de malestar emocional relacionada con la tarea de criar hijos y sentimientos de insuficiencia, se ha convertido en un fenómeno común.
Así como se habla de jóvenes frágiles, ¿estamos enfrentando una generación de padres igualmente vulnerables? ¿Es el entorno más influyente o los nuevos modelos de crianza ponen más presión? Según Agustina Fernández, especialista en adolescentes y miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA), la obligación moderna de “ser los mejores padres” se ha convertido en una presión intensa. Las fallas percibidas en los niños se ven como un fallo personal, y esta frustración se transmite a los hijos, indica en una conversación con Clarín.
Exigencias contemporáneas
Los padres actuales, coinciden las fuentes, están más agotados que los de antes. Además de las tareas domésticas y laborales, deben afrontar responsabilidades múltiples e innumerables. Desde traslados hasta consultas médicas, la carga es más pesada. La incertidumbre económica solo aumenta el estrés. Además, inculcar hábitos de cuidado personal exige tiempo y esfuerzo, bienes escasos en la era moderna.
Alejandra Doretti, psicoanalista y psiquiatra del Departamento de Niños y Adolescentes de APA, comenta que esta situación deja a los padres sintiendo que carecen de los recursos necesarios para cumplir con todas las expectativas. “Se perciben como una serie de demandas inabordables que los sobrecargan”, expresa.
Los niños también experimentan presiones para lograr éxitos tempranos y significativos. “Observamos a niñas vistiendo como sus ídolos adultos y niños practicando deportes con la expectativa de sobresalir, a menudo persiguiendo los sueños no realizados de sus padres o cumpliendo expectativas económicas”, describe.
Impacto del estrés en la crianza
El estrés parental tiene un efecto directo significativo. Los niños perciben no solo nuestras palabras sino también nuestras emociones. La irritabilidad de los adultos afecta su relación con los hijos, reflejando un problema de salud pública, según Laura Krochik, consultora en vínculos y crianza. Esto afecta la salud mental, el vínculo con el aprendizaje y la adultez futura.
Crianza en aislamiento
¿Qué modificaciones han ocurrido respecto a tiempos pasados? Antes, la crianza se apoyaba en la autoridad y obediencia, mientras que ahora demanda empatía, presencia y disponibilidad emocional. Ahora muchos padres carecen de modelos claros, exacerbados por la idealización en redes sociales que provoca una sensación de fracaso constante, señala Josefina Saiz Finzi, psicoanalista miembro de APA.
Los abuelos de hoy ya no constituyen un soporte automático para la crianza, pues tienen sus propios proyectos y actividades laborales. “Debemos ser conscientes de que no podemos contar con ellos de la misma forma. Muchas familias afrontan la crianza sin esa ayuda, lo cual genera más exigencia y soledad”, aconseja Krochik.
La vida actual ha debilitado las redes de apoyo que antes existían, como vecinos y amigos afectados por el ritmo urbano y el aislamiento tecnológico. “Lo vincular se ha vuelto más frágil. Aunque tengamos cientos de contactos, a menudo nos sentimos solos al enfrentar desafíos como berrinches o conflictos escolares, sin apoyo cercano”, opina Krochik.
En primera persona: gestionando el estrés
“Las labores de cuidado seguirían estando en manos de mujeres. Criamos casi en solitario y, a veces, en contextos donde equilibrar el trabajo y la vida es casi imposible. Estar exhausta no refleja falta de amor”, según Carla Orsini (41), madre de seis, médica pediatra y divulgadora sobre crianza. A pesar de disfrutar su familia, también valora breves momentos para ella, como leer o tomar un café, asegurando estar bien para sus hijos.
“¿Cómo manejo el agotamiento? Aprendí a reconocer cuándo me estoy desbordando. Cambio de entorno, pongo música y respiro profundo. La clave es pedir ayuda y saber que no tenemos que hacer todo solos”, declara. Sofía Garay, médica endocrinóloga con cinco hijos, considera la maternidad una escuela de vida y aboga por estar presentes con alegría, buscando equilibrio entre las demandas de la vida cotidiana.
Para no perderse en la sobreinformación y el sobreestímulo de las redes sociales, recomienda enfocarse en lo urgente y practicar la autocompasión, pidiendo disculpas si es necesario.
Estableciendo límites para las infancias
El papel que la infancia ocupa en la sociedad ha evolucionado, dándoles más voz y espacio. Este progreso requiere que los adultos aprendan a establecer límites sin violencia y cuiden sin anular. Saiz Finzi explica que el nuevo paradigma de crianza requiere compromiso, formación y apoyo externo.
Los antiguos modelos de autoridad fuerte han dado paso al miedo de los padres por ser rechazados, lo que puede crear relaciones de “padre amigo”, que no siempre son saludables. Doretti razona que los adultos deben tomar decisiones cruciales que los niños no pueden asumir por sí mismos, asegurando un balance entre cuidado y libertad.
Fernández subraya que establecer límites desde el amor es crucial para proporcionar estructura y evitar que falten las fronteras entre lo correcto e incorrecto.
Estrategias para mitigar el estrés en la crianza
Saiz Finzi destaca la importancia de crear experiencias con los hijos que generen hormonas del amor y el placer mientras alejan el estrés. Krochik enfatiza la importancia de no criar solos, sugiriendo la creación de “tribus” con otros padres para compartir experiencias y apoyo.
Las expertas también recomiendan buscar ayuda profesional cuando sea necesario y sugieren revisar las creencias personales para aliviar tensiones tanto en adultos como en niños. El futuro depende de una sociedad que valore y apoye a quienes cuidan de las generaciones emergentes.