La reciente captura en Bariloche de Konstantin Rudnev (57), el líder ruso de la secta Ashram Shambalá, ha vuelto a colocar en el foco de atención el funcionamiento de grupos que, bajo el manto de la espiritualidad y el crecimiento personal, terminan enredando a sus seguidores en dinámicas de abuso, manipulación y delitos severos.
En tiempos recientes, varias sectas han sido desarticuladas por el sistema judicial en nuestro país, sacando a la luz relatos impactantes.
El Templo Filadelfia: El dominio espiritual de “la Abuela”
Fundado en 1972 en San Justo, el Templo Filadelfia operaba bajo la dirección de las hermanas Divina Luz y Eva Petrona Pereyra, popularmente conocida como “la Abuela”. Este grupo atraía fieles prometiéndoles salvación espiritual y vida eterna. Sin embargo, detrás de su discurso mesiánico yacía un sistema de explotación laboral y abuso sexual. Desde su inicio, comenzaron a expandir su particular “espiritualidad” por provincias como Salta, Tucumán, Mendoza, Neuquén, Bahía Blanca e incluso países como Brasil y Paraguay.
Las personas afectadas reportaron ser obligadas a ceder sus bienes y desempeñarse sin salario en tres panaderías pertenecientes a la secta, bajo la constante amenaza de castigos si fallaban en sus tareas. Además, existía un sistema aplicado para castigar físicamente a quienes intentaban escapar.
Su poder comenzó a flaquear después de que una víctima denunciara en diciembre de 2018. A partir de marzo de 2019, se llevaron a cabo operativos y Eva fue arrestada, otorgándosele arresto domiciliario debido a su edad.
En octubre de 2024, el caso culminó en un juicio oral donde 28 personas fueron acusadas de formar una organización internacional bajo la fachada de congregación religiosa. Enfrentan cargos por asociación ilícita junto con reducción a la servidumbre y trata de personas con fines de explotación laboral agravada, perjudicando al menos a 25 víctimas vulnerables. En el caso de Eva, se añadieron delitos de abuso sexual agravado al surgirse más denuncias de delitos sexuales por otras víctimas.
El Círculo Yogui de Mar del Plata: Pesadilla en el Hotel City
La escena que descubrió la justicia en julio de 2018, al ingresar al Hotel City de Mar del Plata, estaba plagada de horror. Tras esa fachada, operaba una secta que practicaba la trata de personas para explotación laboral, reducción a servidumbre, violación y manipulación de identidades de menores.
Bajo la apariencia de un instituto de yoga, la organización “Yogui” era dirigida por Eduardo Nicosia. Sus seguidores eran atraídos con promesas de bienestar físico y mental. Sin embargo, detrás de su imagen de iluminado, escondía un sistema de abusos sexuales, torturas y explotación. Según los testimonios revelados en 2019, las víctimas sufrían rituales que incluían inmersiones en inodoros y descargas eléctricas.
Nicosia se vestía con túnica y se autoproclamaba un “ser superior” dotado de “poderes especiales”. Tenía trece discípulos autorizados a enseñar en su nombre y numerosos adeptos. Además, mantenía un harén y tuvo 15 hijos con 6 mujeres, abusando incluso de sus propias hijas.
En 2019 inició el juicio contra Nicosia y otros integrantes. Sin embargo, el líder falleció en enero de 2022 en el penal de Ezeiza antes de escuchar su veredicto. La causa siguió para otros miembros, disponiéndose reparaciones económicas de 30 millones de pesos para dos de las víctimas y de 15 y 10 millones para otras, por el “daño moral” sufrido.
Ministerio Apostólico Zion: Dominio bajo el pretexto de fe
Las víctimas del Ministerio Apostólico Zion solían ser individuos en situación de vulnerabilidad, con problemas familiares o económicos. Presentándose como pastores que prometían sanar heridas y mejorar vidas, exigían como contrapartida dinero, bienes y trabajos. Las mujeres también podían ser víctimas de abuso.
Nelson Hurtado y su pareja Patricia Padilla comenzaron sus prédicas en un departamento alquilado de Mar del Plata, aumentando la notoriedad del ministerio. Se aprovecharon de las situaciones difíciles de las 37 víctimas, que enfrentaban problemas emocionales, familiares, de adicciones, económico o de salud.
Los atraían a través de “mensajes de fe” difundidos por varios canales, incluida la Radio Zion 101.7, cuya programación motivaba a participar en las reuniones de la “Iglesia”.
En 2019, Nelson fue condenado a 24 años de prisión por múltiples casos de “trata de personas mayores de edad con fines de servidumbre, mediante engaño y abuso de vulnerabilidad”, y otros dos casos relacionados con menores. Patricia Coronado recibió 10 años de prisión como “partícipe necesaria” en los delitos de trata y servidumbre.
Escuela de Yoga en Buenos Aires: Una fachada rodeada de explotación
La Escuela de Yoga de Buenos Aires (EYBA), establecida en los años ’80 por Juan Percowicz, autoproclamado ángel, prometía a sus seguidores bienestar y desarrollo personal. La organización, con sede en Villa Crespo, funcionaba como una secta con estructura cerrada y jerárquica, ejerciendo un fuerte control sobre sus miembros.
Atrayendo personas interesadas en yoga y meditación, se adoctrinaba a los adeptos con la promesa de superación personal. Se les pedía probar su compromiso a través de lealtades sexuales y económicas. Aquellos que ascendían eran considerados elegidos, mientras otros eran sometidos a presiones psicológicas para evitar que se separaran del grupo.
En agosto de 2022, tras una investigación extensiva del FBI y la Policía Federal Argentina, se ordenó un operativo en el que se allanaron 50 propiedades vinculadas a la secta. Juan Percowicz junto a 24 miembros más fueron detenidos, acusados de delitos como trata de personas con fines de explotación sexual, lavado de dinero y servidumbre.
Las investigaciones revelaron que la organización gestionaba una red de prostitución VIP, captando clientes de alto nivel económico, y usaban drogas para someter a sus víctimas. A pesar de las pruebas, en 2023, la Cámara Federal otorgó prisión domiciliaria a Percowicz y liberó a otros imputados, quienes aún están procesados.
Sanadores Egipcios: promesas de apocalipsis y manipulaciones crónicas
Álvaro Juan Aparicio Díaz, conocido como “Maestro Seshen”, fundó esta organización en Córdoba, alegando poseer conocimientos egipcios con los que predicaba un inminente apocalipsis, del que sus seguidores se salvarían siguiendo su liderazgo.
A través de su Fundación Académica Seshen, ofrecía cursos de “sanación egipcia” y encuentros espirituales, captando a personas en situaciones emocionales o económicas difíciles, prometiéndoles sanación y protección.
Presionados psicológicamente, los seguidores debían trasladarse a Villa Cura Brochero para esperar el fin del mundo, cediendo propiedades y ahorros al líder.
En marzo de 2021, la justicia detuvo a Aparicio Diaz y otros 10 miembros por asociación ilícita y estafa al extraer grandes sumas de dinero de los adeptos. El líder fue también imputado por abuso sexual tras denuncias de supuestos rituales de purificación. El caso se elevó a juicio, pero enfrentó disputas judiciales entre las instancias provinciales y federales. Actualmente, el juicio sigue en proceso.
Antarel Elohim: extraterrestres, fin del mundo y abuso
La figura de Alejandro González, también conocido como “Antarel Elohim”, surgió en las sierras de Córdoba, asegurando comunicación con extraterrestres que le habían revelado información sobre el futuro de la humanidad. Afirmó que un apocalipsis solo podría evitarse si sus seguidores seguían sus traducciones.
La secta se expandía a través de charlas esotéricas y conferencias de ovnis, prometiendo conectar con energías cósmicas y alcanzar una elevada evolución espiritual, para lo cual los adeptos debían pagar sumas exhorbitantes por iniciaciones y tratamientos. Con el tiempo, el grupo se hizo más cerrado, forzando a sus miembros a aislarse de sus seres queridos y obedecer a González.
La investigación comenzó tras testimonios de exmiembros sobre abusos psicológicos, físicos y económicos. Algunas mujeres relataron ser víctimas de violencia sexual bajo la excusa de purificarse para alcanzar la iluminación. Aunque las autoridades han recibido múltiples denuncias, el caso aún sigue en curso sin haber alcanzado el juicio.
MG
