Guía práctica para comprender el aumento extremo de la sensación térmica durante la ola de calor y humedad

El enigma de la sensación térmica

Según los expertos en meteorología, el concepto de sensación térmica resulta más una construcción teórica que una realidad tangible. No existe un aparato destinado a medirla directamente. Los valores que han desvelado tanto a los habitantes de la capital como a una vasta región del país son la consecuencia de complejos cálculos. Además, cada persona experimenta las condiciones atmosféricas de manera diferente, por lo que hay un componente subjetivo que no puede obviarse.

El porqué de la diferencia

El miércoles, las cifras relativas a la sensación térmica captaron la atención debido a la notable disparidad entre la temperatura real y la percepcional. La diferencia, que llegó a ser de casi diez grados, se debió fundamentalmente a la humedad y a las condiciones del viento. Pero, ¿cómo se determina este valor que, inadvertidamente, añade una dimensión psicológica a la intensa ola de calor que se avecina hasta el viernes?

Para ilustrar: a las 7 de la mañana del día anterior, con 25,8 grados y una humedad del 93%, aún no se contabilizaba la sensación térmica, pues esta se analiza cuando el mercurio supera los 26 grados. A las 8 de la mañana, la situación cambió drásticamente; con la temperatura en 27,6 grados y la misma humedad, la sensación térmica alcanzó 31,8 grados y continuó aumentando.

A lo largo de la jornada, mientras la temperatura escalaba, la humedad fue disminuyendo, equilibrándose así una variable con la otra. Alrededor de las 14 horas, durante el pico del día, la sensación térmica alcanzó 44,4 grados, con una referencia de 35,1 grados y 58% de humedad. ¿Qué habría sucedido de no disminuir la humedad? La sensación térmica habría alcanzado lo inimaginable: 64 grados.

Efecto del viento y previsiones

Para el jueves se anticipa que el calor máximo llegue a 34 grados, lo mismo para el viernes. Nuevamente, la sensación irá de la mano de la humedad y del viento presente. Si llegamos a la hora más calurosa con una humedad similar a la anterior (dato confirmado por el Servicio Meteorológico), la sensación térmica podría rondar los 42 grados.

El viento ha estado presente pero leve, aproximadamente 6 km/h después del mediodía. Solo cuando este sopla a más de 12,5 km/h puede tener un efecto suavizante en la sensación térmica. Sin embargo, para temperaturas que superan los 30 grados, se requeriría un viento de al menos 21,5 km/h para reducir la sensación en un grado.

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Por el contrario, una temperatura de 35 grados o más puede verse incrementada en términos de sensación térmica si los vientos son fuertes. Por ejemplo, a 37 grados, con ráfagas superiores a los 50 km/h, la sensación se eleva en dos grados, y hasta tres cuando se alcanza o supera la barrera de los 40 grados.

La medición más alta registrada de sensación térmica es de 65 grados. El Servicio Meteorológico Nacional considera que cualquier cifra superior a esta es simplemente “mayor de 65”. Situaciones hipotéticas que podrían llevarnos ahí incluyen tener 34 grados con 100% de humedad o 35 grados y 95% de humedad.

Existen numerosas combinaciones que reflejan cómo, con el aumento del calor, se requiere menos humedad para que la sensación térmica se dispare. Por ejemplo, a 45 grados de temperatura, solo un 45% de humedad eleva la térmica por encima de 65 grados, una variación superior a 20 grados.

Salud bajo amenaza

La sensación térmica también está relacionada con cuatro niveles de precaución que afectan la salud: entre 27 y 32 grados hay riesgo de fatiga; entre 32 y 40 grados, existe la posibilidad de insolación o calambres; entre 40 y 55 grados se alcanza la categoría de peligro, con alta probabilidad de insolación y golpes de calor; y por encima de 55 grados, el peligro es extremo, con consecuencias casi aseguradas.

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El SMN enfatiza que los efectos de la sensación térmica varían en función de factores individuales como la edad, la salud y las características personales. Sin embargo, es imposible integrar estos factores en un cálculo promedio. Al final, en situaciones donde el cuerpo parece clamar por asistencia, cabe recordar que el final de esta etapa sofocante se aproxima, brindando el alivio tan esperado.

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