La disminución histórica de la natalidad en Buenos Aires
Un estudio reciente del Instituto de Estadística y Censos de Buenos Aires (Idecba), llamado “La fecundidad en la Ciudad de Buenos Aires”, ha traído un dato que puede interpretarse como una ventaja y una desventaja al mismo tiempo. El informe destaca que en 2023, la tasa de natalidad en la ciudad ha alcanzado un mínimo histórico: 1,09 hijos por mujer, en comparación con los 1,86 hijos por mujer en 2006.
Impacto en el sistema educativo y de salud
Esta disminución en los nacimientos implica una sociedad que envejece. Expertos aseguran que menos niños a educar podría significar una mejor optimización del presupuesto en educación. Sin embargo, desde la perspectiva de la salud, el escenario es más complejo: hay menos jóvenes contribuyendo al mantenimiento del sistema y más adultos mayores necesitando atención.
El reto para los sistemas de salud
Este cambio demográfico tensiona aún más al sistema de salud de Argentina, afectando a todos sus subsistemas: público, obras sociales y prepagas, ahora conocidas como “agentes del seguro de salud”. La población activa, que sostiene financieramente a la población pasiva mediante impuestos y cuotas, es cada vez menor, y con los avances médicos, atender a una población envejecida es cada vez más costoso.
Consultado por Clarín, Ruben Torres, presidente del Instituto de Política, Economía y Gestión en Salud (Ipegsa), explicó que el envejecimiento demográfico afectará principalmente los sistemas jubilatorios y secundariamente los de salud, con Argentina viendo ya los primeros efectos de lo que se denomina “bono demográfico”.
Torres señaló que la caída en la tasa de natalidad revela la rapidez con la que se alcanzará una población mayor predominante. Entre las consecuencias se espera un auge en enfermedades crónicas y tratamientos avanzados pero costosos. Innovaciones que han cambiado enfermedades fatales, como el cáncer, en crónicas, incrementan también los gastos del sistema sanitario.
Cambios en la estructura de hospitales
Proyección: Un cambio hacia hospitales enfocados en cuidados prolongados. Foto: Luciano Thieberger.
Según Torres, con una población mayoritaria envejecida, los hospitales de agudos hoy serán reemplazados por centros de atención de larga duración. Se espera que esto afecte sustancialmente el financiamiento de instituciones de salud.
Adolfo Rubinstein, ex ministro de Salud de la Nación, resaltó que el país pasó de un promedio anual de 700 mil nacimientos vivos durante el gobierno de Mauricio Macri a poco más de 400 mil actualmente: una baja del 40% que impacta en las enfermedades crónicas y otras condiciones derivadas del envejecimiento poblacional.
“El envejecimiento es un proceso en marcha”
Ernesto Van Der Kooy, presidente de Prosanity Consulting, comentó que el envejecimiento poblacional ya está afectando e incrementará su impacto. Destacó el peso de las enfermedades crónicas no transmisibles, como las cardiovasculares, diabetes, cáncer, enfermedades respiratorias crónicas y depresión en este contexto.
El especialista indicó que el 85% de los mayores de 65 años padece al menos una enfermedad crónica, y que la atención de este grupo etario consume cerca del 70% del presupuesto sanitario, siendo alto el costo de los medicamentos.
Van Der Kooy considera que ajustar financieramente el sistema no basta. Propone metodologías diferentes, como establecer garantías de cobertura uniforme, donde modelos proactivos y centrados en la persona sean clave en la atención de enfermedades crónicas.
Rubinstein contribuyó sugiriendo que la inteligencia artificial puede moderar los costos crecientes de la atención médica, propiciando un alargamiento de la vida con menores gastos.
Otros aspectos ya impactan, según Rubinstein y otros expertos: las maternidades experimentan una caída en la demanda del 40% al 50%, complicando la sustentabilidad de las privadas y forzando cierres que podrían afectar también la pediatría en el futuro.
