Confirman que una vacuna reduce hospitalizaciones en adultos por virus severo y amplían su uso

La percepción comúnmente aceptada es que el virus sincicial respiratorio (VSR) se asocia principalmente con problemas respiratorios severos en bebés y ancianos. Sin embargo, esta percepción puede ser engañosa y peligrosa. Actualmente se acumula más evidencia que indica que este virus también puede provocar hospitalizaciones y hasta la muerte en adultos jóvenes con enfermedades crónicas.

Nuevas estrategias de inmunización

En respuesta a estos hallazgos, se ha dado un nuevo paso en la estrategia de vacunación nacional que ahora incluye a este grupo que muchas veces queda relegado en las prioridades. Se trata de los adultos menores de 60 años con condiciones de salud crónicas, como el asma o la diabetes.

Previamente, la vacunación contra el VSR se centraba principalmente en mujeres embarazadas, con el fin de proteger a sus bebés, desde que Argentina fue pionera en incluirla en su calendario de vacunación en 2024, y en personas mayores de 60 años, el clásico grupo de riesgo debido a la edad.

Expansión de la vacunación

En mayo, la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) autorizó su administración en adultos jóvenes, de 18 a 59 años, que presentan condiciones de salud que los hacen más susceptibles a infecciones respiratorias.

Esta medida se fundamenta en los resultados del ensayo clínico de fase 3 conocido como MONeT, que demostró que la vacuna no solo es segura, sino que es eficaz en personas con asma, EPOC, insuficiencia cardíaca, o aquellos cuya inmunidad está disminuida por cáncer o tratamientos médicos.

Impacto y cobertura

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De cada 10 individuos vacunados de este grupo, casi 9 no necesitaron acudir al sistema de salud debido al virus. En algunos casos, la respuesta de la vacuna fue incluso más efectiva que en los adultos mayores, y en mayores de 18 años con sistemas inmunológicos comprometidos, 6 de cada 10 evitaron la hospitalización.

Actualmente, para este grupo específico la vacuna solo está disponible en el sector privado y requiere una receta médica, similar a los adultos mayores. Las aseguradoras privadas cubren entre el 40% y 60% del costo, y no es posible adquirirla libremente en farmacias.

La pauta para adultos de 18 a 59 años con enfermedades subyacentes es de una única dosis, sin la necesidad de refuerzos. En los estudios clínicos, se demostró que durante el invierno siguiente a la vacunación, casi 8 de cada 10 no requirieron visitas a urgencias. La vacuna ofrece una protección duradera en contraste con los anticuerpos breves (aproximadamente 4 meses) formados sin ella.

De síntomas leves a complicaciones graves

El VSR es un virus respiratorio prevalente en los infantes. Genera síntomas similares a un resfriado común: tos, congestión nasal, fiebre. En ciertas personas en riesgo, esta afección puede evolucionar a bronquiolitis, neumonía o incluso insuficiencia respiratoria, situaciones que pueden ser fatales. La inmunización en los niños ha demostrado reducir significativamente las hospitalizaciones.

La infectóloga y geriatra Miriam Rozenek, destacada en la Sociedad Argentina de Infectología (SADI) y la Sociedad Argentina de Gerontología y Geriatría (SAGG), expresó que en individuos con enfermedades crónicas, esta enfermedad puede ser devastadora, a pesar de que sus síntomas pueden parecerse a una gripe común.

Además de personas con asma, EPOC, afecciones cardíacas o sistemas inmunitarios debilitados, el VSR también presenta riesgos significativos para quienes padecen diabetes, enfermedades renales, hepáticas o neuromusculares.

En Argentina, aunque no se cuenta con datos consolidados sobre el impacto del VSR en adultos jóvenes, las sociedades respiratorias y de epidemiología han alertado de un incremento constante en los casos. Según cifras del Ministerio de Salud, entre las semanas epidemiológicas 18 y 19 de 2025, se informaron 295 casos de infección por el virus, un número que sigue en aumento.

Identificando el problema oculto

Una investigación en México encontró que los adultos de 18 a 59 años con comorbilidades enfrentaron una tasa de hospitalización del 53,3% al contraer VSR. Además, los niveles de ingreso a la unidad de cuidados intensivos, uso de respiradores y mortalidad eran comparables a enfermedades como la gripe o el covid.

En Estados Unidos, se revela que el 27,6% de los adultos hospitalizados por VSR eran de entre 18 y 59 años. Este hallazgo evidencia que el virus afecta a grupos que históricamente no se consideraban en riesgo, por lo que es apodado “la epidemia oculta”.

Esta situación desafía la creencia de que solo los extremos de edad están en peligro y subraya la importancia de identificar a otros grupos vulnerables.

En adultos, sin embargo, se observa un importante subdiagnóstico, ya que se requieren métodos específicos como la PCR para su detección.

El costo de detectar el VSR es elevado, y sin un hisopo específico es difícil identificarlo en individuos con enfermedades preexistentes, ya que los síntomas no difieren mucho de una gripe y a menudo no causan fiebre, aunque pueden resultar en neumonías severas en este grupo.

Un dato curioso es que niños, adultos mayores y personas con sistemas inmunitarios comprometidos tardan más en eliminar el virus, prolongando su capacidad de contagio y facilitando la aparición de brotes localizados.

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Una prevención más inclusiva

La vacuna recientemente aprobada en Argentina se basa en subunidades proteicas recombinantes, distintas de las plataformas de ARN mensajero y virus inactivado a las que nos acostumbramos durante la pandemia. Esta vacuna, que ya se administra a embarazadas y mayores de 60, emplea fragmentos de proteínas del virus para desencadenar una respuesta inmunológica.

El ensayo MONeT reveló que, en adultos jóvenes con enfermedades crónicas, la respuesta inmune contra los subtipos del virus (RSV-A y RSV-B) fue bastante robusta. De hecho, los niveles de anticuerpos neutralizantes en este grupo fueron superiores a los de los mayores de 60.

Desde el punto de vista de la seguridad, se registraron solo efectos adversos leves o moderados, como dolor en el sitio de inyección, fiebre y fatiga, sin eventos graves relacionados a la vacunación.

Inmunizar no solo protege al individuo, sino que también alivia la carga sobre el sistema sanitario, especialmente en personas con comorbilidades que podrían requerir hospitalización prolongada y cuidados intensivos.

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Miriam Rozenek comentó que tener herramientas de prevención eficaces contra el VSR nos permite mirar más allá de la edad y proteger a aquellos cuya salud subyacente los predispone a transformarse en pacientes críticos tras una simple infección respiratoria.

AS

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