Una fuente gubernamental estrechamente ligada a la gestión de crisis comentó a Clarín: “Estamos elaborando un plan estratégico para prevenir un posible brote de fiebre amarilla. Es esencial que trabajemos unidos para enfrentar esta amenaza”. Recientemente, se llevó a cabo una reunión entre el Ministerio de Salud de la Nación y distintas asociaciones científicas. Según indicaron las fuentes presentes, los expertos abandonaron el encuentro con expectativas insatisfechas, considerando la magnitud que el virus ha alcanzado en los últimos meses en la región.
Situación actual del virus
De acuerdo con la Organización Panamericana de la Salud (OPS), los reportes actuales subrayan la aparición de casos en áreas donde históricamente no se registraban. Se han contabilizado 350 contagios en humanos y 150 defunciones, con una tasa de mortalidad del 42,8%, lo que es cinco veces superior al promedio anual habitual.
Hasta el momento, Brasil, Colombia, Perú, Ecuador y Bolivia son los países más afectados. Coincidiendo con esta emergencia regional, el Gobierno argentino decidió limitar la gratuidad de la vacuna contra la fiebre amarilla, reservando su accesibilidad solo para las provincias con mayor exposición a este virus, transmitido por el mosquito silvestre en zonas selváticas y por Aedes aegypti en áreas urbanas.
Expansión de la enfermedad
El Comité Asesor de Vacunas e Inmunizaciones de la Asociación Española de Pediatría advirtió que la fiebre amarilla, tradicionalmente limitada a la región amazónica, ahora también afecta áreas montañosas, subtropicales y cercanas a ciudades. Esta expansión geográfica y el incremento en la letalidad, junto con las muertes de primates no humanos, sugieren una reactivación del ciclo selvático del virus que podría convertirse en epidemias urbanas de no intervenirse de forma rápida.
Hasta el cierre de este informe, Colombia lideraba el recuento con 135 casos y 59 fallecimientos, seguida de Brasil con 127 casos y 51 muertes, Perú con 65 casos y 27 muertes, Ecuador con 11 casos y 8 muertes, y Bolivia con 12 casos y 5 muertes. Lo distintivo de este brote es la presencia de casos en zonas donde la enfermedad no se había reportado durante décadas, como el estado de San Pablo en Brasil.
La OPS ha emitido pautas urgentes: inmunización masiva en áreas de riesgo aspirando a una cobertura mínima del 95%; vigilancia activa de casos sospechosos y las muertes de primates como indicadores de alerta; robustecer los diagnósticos virológicos y serológicos para identificar y confirmar rápidamente los casos; capacitar al personal sanitario en el manejo adecuado, especialmente de casos graves; y comunicar claramente los riesgos a la población y viajeros.
Consultada por Clarín, el Ministerio de Salud confirmó el stock de vacunas para las zonas de riesgo: “Ya hemos adquirido las dosis necesarias para las áreas endémicas”. La incertidumbre recae en aquellas regiones del país que no están en riesgo, pero cuyos habitantes podrían viajar a zonas donde hay brotes.
En algunas localidades no hay acceso a las vacunas incluso si los ciudadanos pueden pagarlas, como fue reportado recientemente en Rosario. En la Ciudad de Buenos Aires, aseguraron a este medio contar con un stock adecuado por el momento. En tanto, la Provincia de Buenos Aires anunció que vacunará gratuitamente a quienes viajen a áreas donde el virus sea activo, con un suministro que debería ser suficiente para el verano.
Un comunicado conjunto de la Sociedad Argentina de Infectología (SADI), Sociedad Argentina de Virología (SAV), Asociación Argentina de Microbiología (AAM), Sociedad Argentina de Medicina, y la Sociedad Argentina de Vacunología y Epidemiología (SAVE), instó al Gobierno a reconsiderar la restricción de la vacunación gratuita.
El documento expone que “las personas que potencialmente pueden portar el virus y se desplazan hacia áreas vulnerables, pueden causar brotes importantes en zonas con vectores adecuados y poblaciones susceptibles que no están vacunadas”. Esto se enfoca especialmente en el turismo y las migraciones internas.
También se expresa preocupación por la limitación de la vacunación en el sistema público solo a quienes viven en áreas de riesgo en Argentina, sin incluir a aquellos que viajan dentro y fuera del país por turismo y otras razones. “Solicitamos que se revierta esta decisión. No fomentar el acceso a una herramienta eficaz para una enfermedad con alta letalidad es un riesgo individual y colectivo que puede y debe ser evitado”.
El Ministerio de Salud informó a Clarín: “Desde 2009 no se han registrado casos autóctonos en Argentina, ni en viajeros desde 2018. Las zonas endémicas detectadas en el calendario se encuentran en las provincias de Formosa, Misiones y Corrientes, y algunos departamentos de Chaco, Jujuy y Salta. Los niños de 1 año y los de 11 años reciben la vacuna de manera regular en estas áreas”.
Se añadió: “Para quienes residen en estas regiones, la vacunación está garantizada. Sin embargo, no se ofrece de manera gratuita a los que viajaban al exterior. Además, algunos grupos específicos como las fuerzas de seguridad que cumplan funciones en estas zonas también reciben la inmunización”. Aunque no se eliminó la posibilidad de ajustes: “Monitoreamos continuamente la situación en la región y trabajamos en un plan para decidir si es necesario realizar alteraciones en el esquema de vacunación actual”.
Una especialista en fiebre amarilla que prefirió no ser nombrada, comentó respecto a las decisiones del Gobierno y las preocupaciones científicas: “Es importante preguntarse si la decisión de priorizar ciertas áreas del país no está relacionada con una mayor demanda de vacunas en la región condicionando el acceso”.
Cuando el Gobierno comunicó el fin de la gratuidad para la mayoría de los ciudadanos, destacó un ahorro del 34% en la cantidad de dosis y casi 700 mil dólares. No obstante, no se mencionó un problema de acceso debido a alta demanda regional. Según la fuente, “dichos datos son delicados, ya que la población suele buscar la vacuna escasa, mientras que otras, como la del dengue, no se usan aun estando disponibles”.