Este fin de semana, las principales aseguradoras médicas del país finalizarán las cartas que comunicarán a sus afiliados desde el lunes, ajustando los aumentos que inicialmente habían anticipado hace poco más de una semana.
La tarea será un desafiante ejercicio de comunicación, ya que las empresas expondrán en sus comunicados las razones detrás de sus decisiones. Específicamente, explicarán por qué el incremento en las cuotas es de un cierto porcentaje y no otro. La cobertura de los medios sobre la interrupción del aumento, antes de su implementación, probablemente ayudará a reducir el esfuerzo explicativo necesario.
En las cartas iniciales enviadas por las aseguradoras tras la publicación del IPC de marzo, y antes de la intervención gubernamental solicitando moderación, el argumento habitual para aumentar las tarifas fue el incremento de los costos en salud y la necesidad de mantener un servicio de calidad.
Particularmente, este último punto plantea incertidumbre para el futuro del sector. Es decir, si podrán seguir ofreciendo un servicio de calidad -o al menos uno que no sea de menor calidad que el actual, que ya está comprometida- con los aumentos permitidos por el Gobierno. Para algunos, esta es una pregunta retórica; para otros, sigue siendo una cuestión abierta.
Las empresas ahora absorben parte de ese incremento, que en su propuesta original habría impactado directamente en el presupuesto de los afiliados. Este cambio ocurrió tras una reunión en la que el Gobierno instó a las coberturas, como reveló el pasado miércoles Clarín, a moderar los aumentos previamente anunciados.
De esta forma, la mayoría de los aumentos que, antes de la solicitud gubernamental, estaban entre el 3,5 y 3,9 por ciento, con alguna excepción por encima del 4 por ciento, verán una reducción cercana a un tercio de ese porcentaje.
Según consultas realizadas por Clarín a empresas líderes del sector, los nuevos incrementos establecidos oscilarán entre el 2,4 y el 2,7 por ciento. Esto implica que las facturas estarán hasta 1,3 puntos porcentuales por debajo del último índice de inflación.
Adaptación a las tendencias del mercado
El Gobierno busca que las prepagas alineen sus tarifas con la tendencia de precios mostrada últimamente por los medicamentos, cuyos incrementos mensuales han sido inferiores al IPC. En marzo, según el INDEC, la industria farmacéutica había aplicado un aumento del 1,3 por ciento.
Aunque renuncien a parte de los incrementos previstos, las prepagas seguirán aplicando un porcentaje casi doble al de los medicamentos. Las empresas, representadas por la Unión Argentina de Salud (UAS), argumentan que existe un desajuste histórico en esta competencia, cuyo origen es anterior al gobierno de Javier Milei.
Desafíos en el horizonte
Además, se vislumbra el reto de las negociaciones salariales con el gremio de la Sanidad. ¿Qué sucederá con los aumentos de cuotas en junio dentro de este contexto potencialmente tenso? Antes de la reciente intervención oficial, una aseguradora importante preveía un ajuste cercano al 5 por ciento para entonces.
Sin embargo, con la nueva dinámica de precios influenciada por un fuerte componente político como “moderador” del índice mensual, la empresa gestionadora de ese valor respondió: “Aún falta mucho para junio y tendremos tiempo para reconsiderarlo si fuera necesario. Dependerá de las negociaciones salariales, que no se cerrarán hasta mediados o finales de mayo”.
Lecciones aprendidas
La moraleja de esta nueva situación, más allá de su contenido concreto, deja un interrogante sobre la forma, cuya respuesta es especulativa pero evidentemente relevante para la evaluación y aprendizaje del momento: ¿qué habría pasado si el año anterior, en lugar de confrontar y limar diferencias en la Justicia, las partes hubieran buscado un acuerdo similar al actual?
PS