La influencia del movimiento argentino en el debate sobre el aborto en EE. UU

La impresionante “marea verde” surgida en Argentina en 2018 para defender el derecho al aborto legal, seguro y sin costo se transformó en un símbolo de resistencia entre las mujeres de Latinoamérica y más allá. Los pañuelos verdes se convirtieron en una imagen icónica. “Abortion is freedom (el aborto es libertad)” dicen en sus mensajes, replicados por activistas en Estados Unidos que luchan por revertir el impacto de la decisión de su Corte Suprema que en 2022 anuló la protección constitucional al aborto. Desde el influyente Norte, miran hacia el Sur: Argentina persiste como un faro en derechos sexuales y reproductivos a pesar de los desafíos políticos.

El porqué de Argentina siendo una inspiración se encuentra en su trayectoria impregnada de movimientos feministas y de derechos humanos, así como su amplia normativa progresista. Su catálogo legal, que abarca desde leyes de Salud Sexual y Procreación Responsable (2002) hasta la Interrupción Voluntaria del Embarazo (2020), pasando por Matrimonio Igualitario (2010) e Identidad de Género (2012), evidencia su avance en estas áreas. Incluso, en 2024, se conmemora el centenario de la ley que protege a mujeres embarazadas del despido y les confiere licencia por maternidad.

En contraste, en Estados Unidos faltan leyes con estos niveles de protección. Mujeres que trabajan deben recurrir a sus vacaciones para pasar tiempo con sus recién nacidos, debido a la ausencia de permisos de maternidad. Los anticonceptivos no se distribuyen gratuitamente, implicando un costo para quienes los necesitan. Además, la atención prenatal deficiente y el maltrato obstétrico son experiencias comunes, especialmente entre mujeres afroamericanas, estigmatizadas por un mito sobre su supuesta tolerancia al dolor.

La situación se agravó tras la revocación de la Corte en 2022, incrementando las desigualdades en acceso al derecho al aborto. Especialistas señalan un alza en la mortalidad materna e infantil, impactando principalmente en estados con medidas más estrictas. Actualmente, una de cada tres mujeres en edad reproductiva, lo que representa 65 millones de personas, reside en estados donde el aborto enfrenta prohibiciones o restricciones severas, forzándolas a viajar grandes distancias para obtener atención médica, mientras aumenta el temor y la criminalización.

“Buscamos enlazar a Latinoamérica con la realidad de Estados Unidos. La libertad plena es esencial para vivir auténticamente, y los legisladores son vitales en esto. Los derechos deben ser universales”, señala Paula Avila-Guillén, líder de WEC (Women’s Equality Center), que se dedica a la expansión de derechos reproductivos en la región.

El impacto global de la marea verde.

En los últimos años, Argentina, Colombia y México han reformado sus políticas sobre el aborto, mientras que Honduras mejoró el acceso a anticonceptivos. Esto demuestra que los cambios son alcanzables. La marea verde, originada en Argentina, ha expandido su influencia en toda Latinoamérica, impulsando discusiones sobre el aborto, la educación sexual y los permisos. Avila-Guillén resalta la importancia de aprender de la experiencia argentina, pero también advierte sobre los riesgos bajo un gobierno similar al de Trump, como el de Milei en Argentina.

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WEC, en alianza con State Innovation Exchange (SIX), ha facilitado el intercambio entre legisladoras de distintas regiones para discutir sus experiencias y retos en políticas sobre aborto. En Estados Unidos, después de la sentencia que permitió a cada estado decidir sobre el aborto, se evidenció cómo los vaivenes políticos pueden atacar la autonomía y la salud de las mujeres y minorías, subrayando la relevancia de la organización y la solidaridad colectiva, un área donde Argentina tiene vasta experiencia.

Activistas pro-aborto en un evento en Atlanta, Georgia. Foto: Ana Lucía Nieto.

Argentina cuenta con un conjunto de derechos, desde servicios de salud sexual y reproductiva hasta educación sexual integral, legislaciones contra la violencia obstétrica y el parto respetado, un plan para prevenir embarazos no deseados en adolescentes, 90 días de licencia de maternidad, y obviamente el derecho al aborto. Muchos de estos avances son el fruto de la presión ejercida por movimientos feministas, incluida la marea verde, sobre la clase política”, afirma Guadalupe Tagliaferri, senadora de Buenos Aires, en una visita al Capitolio en Washington DC. A su lado, escuchan atentamente representantes de ONGs y asesores legislativos estadounidenses.

Tagliaferri, una legisladora asociada al PRO, fue una firme defensora del aborto legal en el Congreso argentino: “Somos conscientes de que estos derechos no están asegurados para siempre y que nuestro actual presidente busca reducir estos avances. Milei, discípulo de Trump, representa un peligro. Debemos mantenernos unidas y vigilantes. En Estados Unidos, lamentablemente, el “sueño americano” no contempla a las mujeres”.

Senadora Tagliaferri y otras legisladoras en el Capitolio. Foto: Ana Lucía Nieto.

En Estados Unidos, el acceso a la salud no está considerado un derecho humano y, para reclamarlo, se requiere una estructura legal. La disparidad económica y social son temas centrales. En América Latina, los progresos responden a la solidaridad entre mujeres. La organización femenina es una poderosa amenaza para el patriarcado, y si las mujeres se unen, ningún político puede ignorarlo”, sostiene Mónica Silva Ruiz, ex-diputada del Partido del Trabajo (PT) en México y actual síndica en Puebla.

Impacto en un país desigual

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Los encuentros han tenido lugar en Washington DC y Atlanta, Georgia, dos estados con enfoques enfrentados respecto al aborto. Mientras que en el Sur el respaldo a la causa femenina es mínimo, Washington se muestra más inclinado al progreso. Sin embargo, los recortes de fondos públicos son una realidad nacional.

“La situación actual en Estados Unidos es lamentable y cada vez más desigual en términos de clase y etnia”, expresa una legisladora de Maryland, donde el aborto sigue siendo legal, aunque las clínicas están desbordadas debido al flujo de mujeres de otros estados. A pesar de que la mayoría de los abortos se practican mediante fármacos, el suministro de medicamentos enfrenta cada vez más restricciones, lo mismo sucede con las consultas médicas virtuales, debido a las amenazas legales.

Clínica en Atlanta que realiza abortos hasta el sexto día. Foto: Ana Lucía Nieto.

Candi Miller, 41 años, sufría de diabetes, lupus, y tenía tres hijos, fue advertida por sus médicos del riesgo de un nuevo embarazo. Amber Thurman, de 28, madre soltera, buscaba una mejor vida laboral mientras estudiaba Enfermería. Ambas, mujeres afroamericanas de Georgia, se enfrentaron a restricciones para acceder al aborto y fallecieron tras complicaciones que no fueron atendidas por el sistema de salud.

Sus historias se convirtieron en bandera tras la abolición de la protección constitucional. Georgia endureció el acceso al aborto, permitiéndolo hasta la sexta semana de gestación, etapa en que muchas mujeres aún ignoran su embarazo.

Actualmente, hay al menos 14 estados del Sur que vetan casi por completo el aborto salvo raras excepciones, como Alabama, Arkansas, Idaho, entre otros. En estados como Georgia y Florida, el límite se sitúa en seis semanas; en Nebraska y Carolina del Norte, en 12 semanas; y en Utah y Montana, después de viabilidad fetal.

Encuentros en estados con mayores restricciones. Foto: Ana Lucía Nieto.

En estados como Arizona, California, y Nueva York, el aborto es legal y cuenta con salvaguardas constitucionales.

“Las restricciones exacerban problemas de salud pública, especialmente entre mujeres afroamericanas, con un 50% viviendo en estados con acceso limitado. La mortalidad es más elevada entre ellas, alcanzando el 30%, frente al 22% de las blancas”, indica Breanna Lipscomb del Centro para los Derechos Reproductivos. Existen amenazas a las entidades financiadas, requerimos apoyo legal para quienes proveen estos servicios y financiamiento para centros de ayuda, especialmente después del desmantelamiento programado por Trump.”

Contrario a Estados Unidos, en Argentina el aborto es un derecho nacional. A pesar del intento del gobierno de revertir la ley de IVE, no lo han logrado. Sin embargo, han cortado su financiación, dejando a cada provincia asumir la responsabilidad.

Milei ha manifestado su oposición al aborto, calificándolo de “asesinato agravado por el vínculo”, y lo asocia con “la agenda sanguinaria del wokismo”.

Marcha masiva “antifascista” en Buenos Aires. EFE/STR

Recientemente, numerosas personas se movilizaron en Argentina en una manifestación “antifascista” contra el presidente. También, miles se congregaron en Estados Unidos oponiéndose a las políticas de Trump bajo el lema #buildtheresistance (construir la resistencia). Hay muchas similitudes y mucho para aprender, enseñar y compartir.

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