Durante los años del menemismo, Punta del Este fue el destino favorito para muchos argentinos, y este enero, una gran cantidad de ellos cruzan nuevamente el río para revivir esos tiempos. Sin embargo, Brasil también está rememorando los años ’90.
Florianópolis y el regreso del “deme dos”
En las playas de Florianópolis, el emblemático “deme dos” ha regresado. Las playas están llenas de turistas argentinos, y conseguir un espacio en Canasvieiras requiere madrugar. Esta “temporada de fernet” es inconfundible.
La estabilidad del dólar en Argentina y la significativa caída del real (con US$ 1 igual a R$ 6) hacen que los turistas disfruten sin preocuparse por las conversiones. Están disfrutando más que nunca de sus havaianas.
Con el uso de dólares en efectivo o pagos a través de Pix, los precios son sumamente accesibles.
Experiencias turísticas de argentinos en Brasil
Paulina Figueroa, hablando con Clarín, comparte: “Después de visitar Punta del Este, que ahora es más asequible para nosotros, podemos afirmar que en Brasil todo está al menos a la mitad de precio comparado con Argentina”. Los Figueroa, oriundos de Catamarca, disfrutan de una noche en Jureré Internacional y comparan precios mientras juegan a los dados en una mesa de plástico blanca típica de los hogares argentinos.
Paulina añade: “Una gran compra en el supermercado para siete personas nos costó sólo $130,000 argentinos. Eso en Argentina no compraría casi nada”, complementa su madre.
Cerca, un restaurante nuevo y exclusivo en Florianópolis ofrece una cena frente al mar a precios que serían impensables en Buenos Aires. Un plato de fettuccini di mare con dos cervezas cuesta R$ 163 (27 dólares).
En Florianópolis, es posible cambiar moneda en las cajas de cambio al valor de 5,60 reales por dólar, e incluso en supermercados, ligeramente menos a 5,50 reales por dólar.
Clarín observó en el centrinho largas filas para cambiar dinero, incluso después de las 8 de la noche. Muchos evitan usar la tarjeta debido al 30% de recargo aplicado por el Gobierno de Javier Milei como anticipo de Ganancias y Bienes Personales. Lo conveniente es el efectivo.
En los supermercados, al llegar a la caja, la espera se compensa con la satisfacción de hallar precios bajos.
Ana, de 24 años y residente en Buenos Aires, llena su carrito casi sin verificar los precios. Comenta: “Aquí, el costo es un tercio de lo que pago normalmente por la comida en Argentina”. Francesca también nota la diferencia y afirma que los gastos en la playa o en salidas son la mitad o menos.
Las amigas utilizan Pix para sus compras, lo que les permite pagar sin recargos. La única dificultad fue un fallo temporal en la app Belo, pero se adaptaron rápidamente al usar otra aplicación, Cocos.
Katerina, la tercera amiga, afirma que “realmente todo es muy barato”. Tienden a comprar por duplicado: “Por ejemplo, en la playa, ofrecen dos tragos por 50 reales (8 dólares)”.
El costo de la vida en Brasil comparado con Argentina
Oscar, un metalúrgico de Santa Fe, llegó a Canasvieiras con su esposa y amigos. Al realizar sus primeras compras para las vacaciones, verifica con escepticismo los precios bajos al pasear por las góndolas.
Oscar observa: “Está más barato de lo que esperaba, aunque parece que han subido un poco los precios desde nuestra llegada”. Detrás de él, un litro de leche semi descremada cuesta R$ 5,75, casi un dólar, mientras que en Argentina no se encuentra por menos de $1,800.
Las bebidas también son más económicas. En Argentina, una Corona de 330 cc cuesta $2,042, y en Brasil, alrededor de $1,500. Un Red Bull de 250 cc en Argentina cuesta no menos de $2,591, pero en Florianópolis está por debajo de 10 reales, un poco más de un dólar. La Coca-Cola de 2L cuesta 11 reales o 1,80 dólares, mientras que en Buenos Aires su precio no baja de $3,420.
Todos los paquetes de pasta también son más accesibles en Brasil. Un paquete de 500 gramos de penne rigate Barilla en Argentina comienza en $7,500, mientras que en Brasil cuesta R$ 25 o 4 dólares.
En la playa de Jureré, de día, el famoso pedido “deme dos” incluye tanto el choripán como el choclo. “Los turistas argentinos piden ambos sin dudar, están gastando más”, afirman los vendedores.
Estas delicias cuestan 25 reales (4 dólares) y 15 reales (2 dólares), respectivamente.
Otros destinos más populares en Brasil ofrecen hamburguesas completas con papas fritas por 60 reales ($10,000), mientras que en Pinamar están a $15,000. Una docena de churros, que se venden por unidad y con toppings, cuesta 50 reales ($8,500), en comparación con $10,000 en Mar del Plata por 12.
Las mallas, pareos y otros artículos de playa en Canasvieiras son más económicos en comparación con la costa atlántica. También la cerveza es más barata, costando 18 reales ($3,000) en bares y paradores, en contraste con los 4,500 de la Costa Atlántica.
Pablo Berrios, de Caballito, comenta: “El viaje a Brasil salió 700 dólares. Acá todo está baratísimo, y en el centrinho de Florianópolis, puedo comprar toda la ropa que quiero, llenando mi maleta de lo que me apetece”.
Destaca que los pareos intermedios cuestan 60 reales ($10,000), en comparación con los 25,000 de Pinamar, y las bikinis brasileñas están desde 30,000, mientras que en Argentina solo se compra la mitad del conjunto por ese precio.
La sombrilla también tiene un precio mucho más razonable. En promedio, cuesta 60 reales ($10,000) en Canasvieiras, mientras que en la costa argentina asciende a $40,000. Aunque hay que mencionar que en Argentina se ofrecen más servicios que en Brasil, donde solo se incluye el acceso a los baños.
AS