Restauración de un milenario camposanto mapuche en Buenos Aires
En un gesto de unión más allá de las divisiones políticas, el partido de General Viamonte, específicamente en su zona noroeste, ha sido testigo de un importante acuerdo. Los representantes locales, tanto del conjunto UCD/PRO como de Unión por la Patria, han consentido por unanimidad en otorgarle a un área que guarda los restos de un cementerio mapuche la calificación de “Zona protegida y patrimonio histórico-cultural”. Este consenso busca no solo reconocer, sino también devolver y preservar dicha parcela para los descendientes de esta comunidad ancestral.
Lo que muchos consideraron durante años un espacio idóneo para el esparcimiento al aire libre, sin conocer su verdadero significado cultural y espiritual, se ha revelado como un sitio de gran importancia histórica. Este lugar, venerado por las culturas prehispánicas y situado cerca de la laguna La Azotea, a solo unos kilómetros de Los Toldos, fungía como un centro recreativo multifacético que albergaba desde actividades acuáticas hasta ferias populares.
Si bien esta región alberga al grueso de pobladores originarios de Buenos Aires, distribuidos en ocho colectivos que protegen su herencia y costumbres, el esfuerzo por reivindicar estas 16.408 hectáreas, originalmente asignadas al cacique Coliqueo entre 1864 y 1866 por Bartolomé Mitre, enfrentó repetidamente la apatía general.
Este terreno, incluso antes de la constitución de Los Toldos (que se erigió en 1892 alrededor de una tienda general), ya había sido escogido por el lonko y su comunidad para establecer el “tunwe”, marcando el comienzo del que sería el primer cementerio oficial en la provincia.
Hasta el albor del siglo XX, este recinto sagrado fue el lugar escogido por los mapuches para despedir a sus muertos. Sin embargo, presiones de la Iglesia y autoridades locales obligaron a trasladar estas ceremonias al cementerio municipal abierto en 1901. Esto relegó al olvido el valor histórico del original camposanto, el cual fue gradualmente adaptado para otras actividades lúdicas.
Un esfuerzo comunitario hacia la recuperación histórica
La lucha por rescatar este espacio del olvido comenzó en 1975 con la formación de la Comisión de Desarrollo y Participación de la Tribu de Coliqueo, y aunque enfrentó numerosos desafíos, finalmente ganó impulso bajo la gestión del actual intendente, Franco Flexas.
Recientemente, antropólogos de las universidades de Tandil y Olavarría, apoyados por la Municipalidad de General Viamonte, han contribuido a este esfuerzo con un estudio que confirma la presencia de restos óseos bajo un segmento de la laguna La Azotea, corroborando la existencia histórica del cementerio.
La evidencia de la rica herencia mapuche se extiende por todo Los Toldos y sus alrededores, con la presencia de ocho colectivos, un museo, el espacio sagrado La Olla, un taller de tejido y un festival anual que celebra esta cultura. A esto se suma, según el Censo Nacional de 2022, que más del 10% de la población de General Viamonte tiene ascendencia indígena.
Lisandro Coliqueo, bisnieto del respetado cacique y actual concejal, junto a ser médico y deportista, enfatiza el orgullo de su legado indígena y corrige una creencia común: su familia no es originaria de esta tierra ni mapuche, sino borogana de la Séptima Región de Chile, cuyos ancestros arribaron atravesando la Cordillera de los Andes durante el Virreinato del Río de la Plata.
La figura del cacique Coliqueo, nacido en 1798, resuena como un eco de la historia. Tras su participación en la Batalla de Pavón y su reconocimiento como coronel por el ejército argentino, se asentó cerca del Río de la Plata, dando inicio a una línea de descendientes argentinos que continúa en la actualidad, manteniendo viva la promesa de una tierra de acogida.