En unos días se cumplirá un año desde que Ema decidió acabar con su vida. El sábado previo, su pareja había publicado en redes sociales un video privado de sus encuentros íntimos. La difusión masiva de esas imágenes fue insostenible para Ema, quien se quitó la vida en su habitación en Longchamps mientras su madre, Laura, había salido a comprar algo para comer.
Un año más tarde, Laura Sánchez se encuentra en el Congreso, junto a legisladores y especialistas en violencia digital. Su objetivo es impulsar una legislación que aborde y prevenga estas situaciones en instituciones educativas a lo largo del país. Aspira a que la ley lleve el nombre de Ema, con la intención de evitar más tragedias similares.
El inicio de una lucha
“Soy la mamá de Ema Bondaruk. El 23 de agosto del año pasado se divulgó un video con imágenes privadas de Ema, sin su consentimiento. Esto sucedió durante el horario escolar, entre compañeros, y 24 horas después, Ema se suicidó”, relató Laura, aunque su voz evidenciaba el dolor, su determinación era evidente.
Una herida abierta
“En ese momento, sus amigos, que en gran parte hoy nos acompañan aquí, su familia y todos quienes la querían fueron golpeados por un dolor indescriptible. Nuestras vidas cambiaron radicalmente. Un solo clic bastó para derrumbar todo lo que habíamos construido, para truncar todos los sueños que mi hija tenía por delante”, continuó.
Concluyó sobre cómo se enfrentó a una realidad desconocida: “Jamás había oído hablar de la violencia de género digital. En mis noches de insomnio empecé a investigar, a entender qué era este fenómeno que le arrebató la vida a Ema. Descubrí, entonces, que no era un caso aislado.”
El impacto de lo virtual
Laura reflexionó: “El caso de Ema expone una problemática real: lo digital nos afecta a todos. Los adolescentes son la franja más vulnerable. Necesitamos urgentemente políticas públicas que protejan los derechos en el ámbito digital. Hoy lo puedo expresar porque entiendo, pero un año atrás desconocía de lo que hablaba. Esto no debe repetirse.”
Laura recuerda el abrazo con Olimpia Coral Melo, en octubre pasado. Olimpia, con 18 años, enfrentó una situación similar cuando su novio publicó videos íntimos de ella en Facebook. En su localidad, Huauchinango, Puebla, México, fue tema de conversación durante meses; se aisló y trató de poner fin a su vida en múltiples ocasiones. En 2021, la revista Time la incluyó entre las 100 personas más influyentes del mundo por su lucha que resultó en la Ley Olimpia contra el acoso digital en México.
Laura rememora: “Aquel día con Olimpia nació el sueño de crear una guía, una chispa de esperanza en medio de la oscuridad. Este proyecto es un paso importante, es necesario educar para prevenir. La llegada de Ema dio significado a mi existencia desde su nacimiento el 4 de octubre de 2008. Cuando un hijo muere, se pierde el sentido, pero compartir lo que le sucedió a Ema me hizo comprender que su partida no podía ser en vano.”
Con convicción, Laura pidió: “Deseo que la ley se concrete y la guía sea adoptada por cada escuela, para que, al menos, pueda salvar una vida. La educación y la sensibilización podrían salvar muchas más. Entonces, habremos logrado que la muerte de Ema no quede en el olvido y que no haya más casos como el suyo.”
Olimpia también asistió al Congreso ese lunes: “Conocí a una madre devastada, cuestionando por qué la escuela no actuó y lamentándose por no haber llegado a tiempo.”
“Esta guía será pionera en América Latina en la prevención de la violencia digital. Vamos a llevarla a otros países. Ema quedará en la historia no como una víctima más de la violencia digital, sino como un símbolo de ley, prevención y acción. Que viva Ema”, finalizó.
Una respuesta necesaria
“Los espacios digitales a veces se tornan inseguros y amenazantes. Al no poder responder ante lo desconocido, proponemos el ‘Programa Nacional de Prevención de la Violencia Digital Sexual en Escuelas’, con el fin de brindar a los centros educativos las herramientas necesarias para garantizar una enseñanza sin violencias en el ámbito digital”, se expresa en el proyecto de ley, respaldado por la diputada Mónica Macha.
El documento continúa: “Las violencias digitales, como el acoso sexual en línea, la difusión de contenido íntimo sin permiso, o la producción y distribución de material de abuso sexual, son problemas sociales que pocos reglamentos escolares consideran. Debemos abordarlas, especialmente por su impacto desproporcionado en función del género.”
La diputada Mónica Macha, junto a Laura Sánchez y Olimpia Coral Melo, presentaron el proyecto de ley y la guía.
El Proyecto de Ley y la Guía se enmarcan en una propuesta integral contra la violencia digital, respaldando la sanción de la Ley Olimpia y buscando la implementación de la Ley Belén, así como propuestas para combatir el acoso y la suplantación de identidad en el ámbito digital.
La Ley Olimpia en Argentina, aprobada el año pasado bajo el número 27.736, protege los derechos digitales, especialmente de las mujeres, combatiendo la violencia en entornos digitales. Además, permite a los jueces ordenar la eliminación de contenido digital que genere violencia.
La Ley Belén busca incluir estos delitos en el Código Penal, estableciendo penas de tres meses a dos años de cárcel. Esta ley lleva el nombre de Belén San Román, quien, tras sufrir la difusión de un video privado y soportar su viralización en Bragado, tomó la decisión de suicidarse.