Un hogar destruido
“Mi casa está por colapsar y no recibo asistencia. La destrucción es absoluta porque se empapó, me desvalijaron y luego le prendieron fuego. La estructura se agrietó por el agua. Es necesario demolerla para reconstruirla, ya que es inhabitable y corre el riesgo de derrumbarse en cualquier momento. Cerca de mi hogar, otras dos viviendas están en una incertidumbre similar.”
Una noche de tormenta cambió su destino
La naturaleza puede ser devastadora y muchas veces supera lo que podemos anticipar. Para Néstor Leiva, lo que comenzó como una simple noche de lluvia se transformó en un verdadero calvario. Con 48 años, perdió todo en un abrir y cerrar de ojos. Su casa fue rápidamente anegada después de que el canal Maldonado se desbordara el 7 de marzo en Bahía Blanca.
La pesadilla comienza con el desborde del canal
“Cuando el canal se desbordó, el agua subió hasta mis rodillas. Tuve que sacar a mis hijas con mi esposa, agarré lo que pude y salimos”, relató Néstor a un medio local. Evocó el frenético momento del temporal, donde antepuso la seguridad de su familia a cualquier otro bien material.
El saqueo y el fuego agravan la situación
Acogidos en casa de su hermano tras la evacuación, Néstor y su esposa, Alejandra, regresaron al día siguiente para evaluar los daños. Su domicilio está en el barrio Pampa Central, a una cuadra del canal desbordado. El panorama era desolador: su taller de mecánica, su sustento, había sido saqueado al igual que su hogar. Pero no solo eso, también le prendieron fuego. “No entiendo las razones detrás de esto. No tenemos problemas con nadie”, afirmó.
No lograba explicarse cómo lograron robarle del taller, dado que apenas un día antes había encontrado algunas herramientas aunque mojadas. “Sustrajeron lo poco que había quedado: electrodomésticos y todas las herramientas del taller, valoradas en unos 35 a 40 millones de pesos. Todo esto fue reportado a la comisaría.”
La casa quedó severamente dañada por las lluvias, obligando a una demolición total. No obstante, la falta de medios económicos impide la reconstrucción.
Con una discapacidad en la mano derecha desde 2019, Néstor sufre monoplejia en el brazo afectado, además de problemas cardíacos. A pesar de ello, sostiene que con materiales puede reparar su vivienda por sí solo. “Haré lo posible para que mi hogar sea nuevamente habitable, pero todo está mojado. No tengo herramientas ni materiales.”
Con un stent y habiendo sobrevivido a tres infartos, ha estado luchando para conseguir la ayuda necesaria para volver a levantar lo que el desastre le arrebató.
“Debería estar en cuidados intensivos; sin embargo, tengo que permanecer aquí para proteger lo que quedó. De lo contrario, lo perdería todo”, comentó Néstor, quien muchas noches duerme en una camioneta para evitar más robos.
El robo fue denunciado 12 días después del suceso por la reticencia inicial de las autoridades a recibir la denuncia debido al temporal. “No hay presencia policial y la delincuencia es desenfrenada. Algunos barrios, como el mío, se han convertido en verdaderos objetivos para los ladrones”, añadió.
El barrio Pampa Central quedó prácticamente aislado, sus caminos convertidos en barro. Muchos domicilios siguen vacantes después de la evacuación, volviéndolos vulnerables. A pesar de la gravedad de la situación, la asistencia oficial aún no ha llegado.
Sin respuestas claras del Municipio de Bahía Blanca, Néstor expresó frustración por la falta de ayuda tangible. La comuna manifestó que Néstor había recibido apoyo social previo al temporal y que tras consultar el estado de su vivienda, se comprometieron a llevarle alimentos adaptados a sus necesidades.
Néstor se preocupa profundamente por el futuro de sus hijas, Ema y Giovanna, quienes recientemente habían regresado a clases y lo perdieron todo en la inundación. En un intento por protegerlas, ahora descansan en un sitio seguro retirado de su barrio.
Con el apoyo de la comunidad, Néstor ha recibido alimentos y asistencia, pero conforme pasa el tiempo, la ayuda disminuye. “La comunidad ha dado más que las autoridades”, destacó, mientras intenta reactivar su negocio a través de una convocatoria de ayuda en redes sociales.