En el invierno de 2022, Andorra se convirtió en un imán para los argentinos que deseaban encontrar mejores oportunidades laborales y una mayor calidad de vida. Este destino parecía un “pequeño paraíso” para quienes no lograban cumplir sus expectativas en urbes abarrotadas como Madrid o Barcelona.
Un familiar le dijo a Alomías Scotto, un cordobés de Calchín de 32 años, que en Andorra había un gran mercado sin cubrir. En 2019, cuando tenía 27 años, Scotto decidió dejar atrás su pueblo natal, el mismo que vio nacer al futbolista Julián Alvarez, para aventurarse por primera vez en el extranjero.
Un Comienzo Difícil en Andorra
Alomías comparte su vida en Andorra con su novia Rocío Gassmann, también de Calchín. El inicio, sin embargo, no fue sencillo. Estuvo a punto de regresar debido a la frustración que sentía por no encontrar trabajo, a pesar de buscar insistentemente.
“La adaptación fue compleja. Me sentía perdido y no lograba dar con un empleo. No es verdad eso de que llegas y te están esperando con los brazos abiertos”, reflexiona Scotto.
Superando las Dificultades Iniciales
Rocío, su pareja, sí logró encontrar un empleo que les permitió mantenerse durante esa etapa, cuando vivían en un pequeño estudio. “Ese ingreso fue crucial para nosotros”, comenta Scotto.
En tan solo cinco años, su vida pasó de estar limitado a trabajar en la metalurgia cerca de Calchín, a poder sostenerse y viajar a ciudades como Londres, Edimburgo, Ámsterdam o Madrid.
El Ciclo de Éxito con “Al-Co”
Establecido en la parroquia de Encamp, a media hora de la capital, Alomías encontró una oportunidad única en Andorra: no requerías ciudadanía para trabajar allí. Obtuvo su residencia mientras su realidad cambiaba drásticamente.
Después de alquilar un pequeño espacio, en 2024 pudo mudarse a un departamento más amplio. Afirmó: “Hoy mi situación es completamente diferente”. Fue carpintero para un compatriota hasta que logró abrir “Al-Co”, su propia empresa de reformas junto a Gastón “Coco” Montenegro.
Un conocido proveedor de materiales, también argentino, se convirtió en un soporte clave para el crecimiento de “Al-Co”, afirmando: “Ocho de cada diez recomendaciones que él hace se concretan en trabajo para nosotros”.
Estos dos emprendedores remodelaron un hotel famoso en Andorra, asegurando así un sustento económico considerable y una visibilidad esencial.
Al estar al frente de su empresa, Alomías decidió recibir un salario fijo de 3.500 euros, reservándose ingresos adicionales en caso de que flaqueen las ventas. “En meses anteriores, hemos logrado ingresos que exceden los 15 mil euros”, aclara.
Se describe como un “autodidacta hábil con las manos”, que encontró su vocación en tareas de construcción al percatarse que esa es la mano de obra que escasea en Andorra.
Actualmente, su empresa trabaja en la remodelación del Hotel Imperial. Aunque disfruta del bienestar europeo, extraña a sus seres queridos y la tranquilidad de su pueblo natal. “No me veo viviendo aquí para siempre; mi meta es comprar una casa en Córdoba”, expresa.
Alomías menciona haber visto de lejos a Julián Alvarez y detalla su relación personal con el padre del jugador. “No tengo grandes aspiraciones económicas, solo busco regresar a Argentina mejor preparado”, asegura.
Considera que, si su empresa crece, emplearía mano de obra argentina, un acto de reciprocidad y colaboración que valora profundamente.
Concluye su relato reconociendo el desafío del mercado inmobiliario andorrano. “Aunque las oportunidades laborales abundan, conseguir vivienda es complicado y costoso”, comenta. Al visitar Argentina en octubre, quedó sorprendido por el costo de vida allí, comparando la situación argentina con la andorrana.
AA