“Willy”, “Carolina” y “Francisco” son algunos de los 41 monos capuchinos que han sido trasladados del último laboratorio de primates del país a un santuario en Sudáfrica. Quienes los cuidaron se despidieron de cada uno con un gesto de cariño.
Estos primates formaban parte de una comunidad de 50 ejemplares de Cebus apella, también conocidos como Caí, que residían en las instalaciones subterráneas del Centro de Educación Médica e Investigaciones Clínicas (Cemic) ubicado en Saavedra, aunque el laboratorio ha estado inactivo desde hace tres años.
Aún hay 9 monos liberados que no han podido abordar el avión, y otros ocho de una especie diferente, cuyo traslado fuera del país está en duda, se enfrentan a un futuro incierto.
El diario Clarín obtuvo información sobre el complicado y discreto operativo de liberación, planeado hace cinco años y casi frustrado por una denuncia de grupos proteccionistas, lo cual resalta la persistente lucha por el bienestar animal.
El cierre del bioterio
Hay que entender que este centro de pruebas no era ilegal ni secreto. Se estableció en 1983 en colaboración con la OMS como parte del Centro de Investigaciones en Reproducción Humana y Experimental (Cirhe), y se mantuvo operativo hasta 2021, cuando el Cemic solicitó ayuda al Conicet para su desmantelamiento.
Dada la sensibilidad del tema referente a la experimentación animal, la Subsecretaría de Ambiente de la Nación solicitó máxima discreción. La pandemia de coronavirus también contribuyó a que estos primates permanecieran más tiempo en el lugar, estando entonces 74 en el subsuelo porteño.
La decisión de un santuario en Sudáfrica
Un fallo judicial sin precedentes permitió abrir administrativamente las jaulas, con la liberación planeada para el viernes pasado, aunque por detalles no previstos, ocurrió, parcialmente, el miércoles. La UFEMA, bajo la dirección de Carlos Rolero Santurián, rechazó una solicitud para detener el traslado de los monos, que se sospechaba era una “venta encubierta”.
La elección del santuario en Sudáfrica, aunque complicada, resultó ser la mejor opción, ya que ni en Argentina ni en países vecinos se encontró un lugar con la capacidad técnica necesaria para acoger a los animales. El director del CEMIC, Agustín Languasco, explica que la adaptación climática y la falta de una reserva oficial y capacitada fueron los principales motivos.
A pesar de tener inicialmente a Uruguay como destino potencial, un brote mundial de viruela símica tras la pandemia eliminó esa opción. El Hidden Forest Sanctuary en KwaZulu-Natal fue el elegido, cumpliendo todos los requerimientos técnicos y recibiendo apoyo internacional para acoger a los monos.
Los macacos, al necesitar cuidados diferentes, no fueron aceptados por el santuario en África, permaneciendo en el subsuelo del Cemic. Estos animales vinieron de otro bioterio dedicado a la odontología. El Cemic los acogió como un acto humanitario cuando aquel cerró.
Aspectos logísticos del traslado
El Cemic cubrió el costo de las costosas cajas de transporte, los trámites de exportación y el traslado terrestre a Ezeiza. Tres fundaciones participaron del financiamiento del vuelo a Johannesburgo, cubriéndose también el traslado de los animales al santuario sudafricano.
La operación se estima en 200 mil dólares, aunque el Cemic no tiene claridad sobre el costo total. A todos los monos se les implantó un chip y se realizó una vasectomía a los machos en edad reproductiva, un gasto asumido por el centro médico.
El Cemic operaba bajo modalidad indoor, con primates que no tenían contacto con el ambiente exterior, simulando ciclos de luz. Los caí vivieron en condiciones controladas para fines investigativos.
Estos monos han superado su esperanza de vida natural, viviendo en su hábitat hasta 15 años. El más anciano tiene 36 y el más joven 3 años. Las cifras de la colonia disminuyeron tras el cese de actividades reproductivas en el laboratorio.
El vuelo inicial y sus desafíos
El plan original para el vuelo del viernes fue alterado; se hizo necesario un segundo vuelo debido a un detalle técnico y el límite de equipaje. Esta duplicación del traslado incrementa los costes.
Las jaulas debían ser compatibles con las normas de la IATA, lo que llevó tiempo resolver. No fue posible movilizar a todos los monos juntos, y KLM sólo pudo transportar 41 en su bodega disponible.
El permiso de importación en África se está renovando para los 9 monos restantes que no pudieron abordar. Se espera que este proceso sea más rápido para completar pronto el traslado.
El Cemic y socios internacionales buscan financiamiento para el segundo vuelo y el charter que trasladará a los monos dentro de Sudáfrica.
La adaptación en el santuario
Con la llegada de los 41 monos a Sudáfrica, comienza una nueva fase en su vida. Tras un periodo de cuarentena, el equipo técnico sudafricano trabajará en la socialización gradual entre los primates.
Para muchos, será su primera interacción. El santuario busca crear grupos sociales estables y asegurarse de que, pese a las restricciones, puedan disfrutar de una vida lo más natural posible.