Adiós Jorge: el tortugo perdió la señal y su travesía ya no podrá ser rastreada

El fascinante viaje y seguimiento de Jorge, un tortugo, hacia el norte de Brasil ha llegado a su fin. El dispositivo que portaba en su caparazón ha dejado de transmitir, impidiendo continuar con el rastreo de su trayectoria, lo cual había sido un recurso vital para que los expertos de Mar del Pata estudiaran los hábitos de su especie.

Reinserción en su hábitat

Por cuarenta años, Jorge vivió en una pecera en Mendoza. Con el cierre del acuario, se tomó la decisión de readaptarlo a su entorno natural. En colaboración con el Aquarium de Mar del Plata, fue trasladado en avión hacia la Costa Atlántica, donde fue preparado para regresar al mar.

Travesía al mar

Jorge cuenta con aproximadamente 60 años y un peso de 100 kilos. El 11 de abril, a bordo de una embarcación de la Prefectura Naval Argentina que salió de Playa Constitución en Mar del Plata, fue reintroducido al océano.

En cuestión de una noche, cruzó el Río de la Plata y en julio ya había llegado a la Bahía de Guanabara en Río de Janeiro. Solo le quedan 1.600 kilómetros para llegar a Salvador de Bahía y Praia do Forte, lugares donde se presume que nació.

Monitoreo exitoso

“Desde el día de su liberación, el 11 de abril de 2025, logramos documentar con exactitud su recorrido vía satélite por 109 días, en los cuales cubrió alrededor de 3.500 a 4.000 kilómetros en el océano abierto. Este tiempo nos permitió verificar que la reintegración de Jorge a su hábitat natural fue exitosa”, afirma Mariela Dassis, doctora en biología e investigadora del CONICET, quien lideró el seguimiento de Jorge.

Según Dassis, las limitaciones del dispositivo de monitoreo, cuya batería no puede ser cargada nuevamente, además de posibles daños en la antena y la acumulación de organismos sobre él, podrían haber ocasionado la pérdida de la señal.

El transmisor solo emitía datos cuando Jorge salía a la superficie a respirar, facilitando a los expertos en Mar del Plata rastrear sus movimientos.

“Al ser liberado navegó hacia el Norte. Nadó sin pausa entre 60 y 80 kilómetros, con una velocidad de entre dos y tres kilómetros por hora, deteniéndose después en una zona por un par de días antes de continuar”, explicó Dassis.

Jorge pertenece a una especie en peligro, Caretta-Caretta o cabezona, que frecuenta mares tropicales y subtropicales, desplazándose por las corrientes cálidas próximas a Uruguay y el sur de Brasil.

“Es la primera vez que rehabilitamos a una tortuga tras tantos años en cautiverio”, afirma el biólogo Alejandro Saubidet.

Los científicos resaltan que Jorge logró orientarse y dirigirse hacia las aguas más cálidas de Brasil, manteniendo tanto velocidades como comportamientos típicos para su especie.

“En apenas 18 días cruzó hacia Brasil, evidenciando un excelente estado de salud y orientación, fundamentales para el éxito de su reintegración. Su habilidad para orientarse con precisión, efectuar una migración típica y adaptarse al entorno marino, es un hito crucial para la preservación de las tortugas marinas”, concluye el equipo científico.

¿Todavía vive?

El 29 de julio, la última comunicación del transmisor llegó desde la bahía de Guanabara. Dassis asegura que esto no indica problemas con su salud o comportamiento. Esta bahía representa un ambiente natural para su especie, con abundante comida.

Los sensores pueden sufrir interferencias debido a las características de la bahía, afectando la señal. Un detalle tranquilizador es que el dispositivo nunca registró “hold out”, indicando que Jorge permanece en el agua.

A pesar de la interrupción, la monitorización fue extensivamente productiva. Además de facilitar la observación cercana de su readaptación al océano, el seguimiento satelital proporcionó nuevos datos sobre los comportamientos de los machos de tortuga verde, cuya etapa de vida era poco conocida.

Un informe sobre la liberación y readaptación de Jorge está en preparación, tras tres años de labor involucrando evaluaciones clínicas y el esfuerzo colectivo de numerosas instituciones comprometidas con su bienestar.

“Agradecemos a quienes han mostrado interés y sensibilidad hacia este proceso, un ejemplo de cómo la humanidad y la naturaleza pueden convivir, priorizando siempre el bienestar animal”, reflexiona la bióloga responsable de su reintegración.

SC

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