La Nueva Joyita de Sierra de los Padres
Los visitantes de Mar del Plata que deciden explorar Sierra de los Padres se topan ahora con una iglesia recientemente inaugurada en uno de los vecindarios de la zona. La iglesia, de estilo neorrománico, deslumbra por su belleza armónica y la fascinante historia de cómo fue erigida. Los propios residentes, en su mayoría trabajadores y pequeños agricultores de frutas y hortalizas, no solo imaginaron este proyecto sino que lo financiaron mediante festivales, ventas de empanadas y la recolección de artículos de bronce.
Un Sueño Compartido por la Comunidad
Carlos Baldino, profesor de Historia y líder del grupo encargado del proyecto, recuerda: “Hace 14 años decidimos levantar la iglesia, ya que la capilla se nos había quedado pequeña, y nos preguntamos si comprendíamos la magnitud del desafío que enfrentábamos”.
Baldino destaca que los vecinos, muchos de origen boliviano, son personas que trabajan intensamente en diversas actividades como la producción de ladrillos y el cultivo de fresas, o en empleos domésticos. A estos desafíos, añade, se sumaron las dificultades económicas que han afectado a los argentinos, complicando aún más el proyecto. Sin apoyo estatal, pero con la colaboración de algunos individuos, se comprometieron a realizarlo, fortalecidos por el espíritu activo de su comunidad religiosa.
Desafíos y Logros en el Camino
Con el avance de la construcción, el entusiasmo de la comunidad creció al ver cómo el sueño tomaba forma, lo que motivó a más personas a apoyar el proyecto. No era solo cuestión de conseguir fondos, sino también de avanzar con rapidez para mantener la motivación de los fieles y evitar la devaluación de los recursos disponibles.
“Iniciamos la obra cuando el dólar valía cuatro pesos, y en el último año, su valor paralelo alcanzó los 1.600”, señala Baldino.
El templo, con su estilo neorrománico destacado por su belleza, representa una fusión entre lo antiguo y las influencias de los pueblos bárbaros. Sin embargo, conseguir piedras como las de antaño es hoy casi imposible, aunque el ladrillo también era una opción. Al encontrar ladrillos de gran tamaño usados para construir hornos, Baldino vio la posibilidad de acelerar la construcción, solicitando a Juan Manuel Landa, propietario de un corralón, que los produjera. Aunque inicialmente escéptico, Landa accedió al cabo de diez días.
En la recta final, la última etapa del proyecto sorprendió por su rapidez. Los bancos del nuevo templo fueron obtenidos en apenas dos días. La inauguración, que contó con la asistencia del obispo de Mar del Plata, Ernesto Giobando, y uno de sus predecesores, Juan Alberto Puiggari, fue vivida con profundo júbilo por la comunidad, como si fuese un milagro. Es bien sabido que la fe no solo mueve montañas, sino que también puede construir lugares sagrados.
