Salario de los maestros: poder adquisitivo más bajo que en la promulgación de la ley para su mejora

En el año 2005, la persistente preocupación sobre los salarios de los docentes se unió a otras inquietudes relacionadas con la inversión en educación. En ese contexto, el Congreso aprobó, con una gran mayoría, una ley destinada a “mejorar las condiciones laborales y salariales” de los profesores.

Con la promulgación de esta ley, denominada “de Financiamiento Educativo”, el ingreso de los docentes experimentó un incremento en su valor. Aunque hubo fluctuaciones, se registró una mejora sostenida hasta 2017, alcanzando su máximo en 2015. Sin embargo, desde entonces, comenzó un deterioro persistente que derivó en una significativa caída el año pasado.

Como resultado de esta disminución, la situación ha regresado a un punto de partida similar. Estamos en 2025, con la ley vigente, pero el poder adquisitivo real de los docentes es inferior al de 2005. Esto ocurre tras dos décadas desde su promulgación.

Análisis de la situación

Esta información proviene de un análisis realizado por el economista Alejandro Morduchowicz, el cual fue incorporado en un documento detallado del CIPPEC. Este informe, lanzado con motivo del Día del Maestro, hace hincapié en diversas falencias relacionadas con las condiciones laborales, la formación y la carrera docente que, según la organización, impactan negativamente en la calidad educativa.

El estudio de CIPPEC, desarrollado por Cecilia Veleda, Esteban Torre y Carla Paparella, resalta, entre otras observaciones, el exceso y la falta de coordinación en el sistema de formación docente, que cuenta con más de 1.300 instituciones a nivel nacional. Esto equivale a 31 por cada millón de habitantes, un número significativamente mayor al de países como Brasil, Colombia y Chile, que tienen 6, 5 y 4 respectivamente.

A pesar de este número elevado de instituciones, los resultados son pobres: el 55% de los aspirantes abandona en el primer año y el 40% de los estudiantes del año final enfrenta problemas de comprensión lectora, aun estando próximos a graduarse como docentes.

También hay obstáculos en la formación continua de docentes activos y dentro de la carrera docente, que regula su ingreso y progresión profesional.

Recomendaciones y posibles soluciones

El documento de CIPPEC finaliza con varias sugerencias para mejorar el panorama. Algunas de las principales incluyen: fortalecer la gobernanza del sistema educativo, reorganizar la oferta de formación, mejorar la calidad del aprendizaje, rediseñar la carrera docente, mejorar las condiciones laborales y restaurar el respeto y autoridad en el ámbito pedagógico.

Clarín consultó a los autores sobre la viabilidad de estos cambios sin un aumento en la inversión educativa.

Veleda, Torre y Paparella respondieron que, a corto plazo, es posible llevar a cabo discusiones necesarias a nivel federal, guiadas por la voluntad política, mientras se busca maximizar la eficiencia de los recursos disponibles. Sin embargo, a mediano y largo plazo, será fundamental y deseable incrementar los recursos, especialmente para mejorar las condiciones laborales y fortalecer los institutos de formación.

Alejandro Morduchowicz comentó a Clarín las alternativas para mejorar los ingresos docentes: la ideal consiste en recrear las condiciones que previamente permitieron el aumento salarial, a través del compromiso gubernamental en la inversión educativa, mientras que la factible sugiere la comparación de la evolución de los recursos provinciales con los de los salarios docentes. Su análisis revela que, pese a un ajuste del presupuesto educativo, existe margen para aumentar los sueldos en términos reales.

No tomar ninguna de estas alternativas evidenciaría que la educación no está en la lista de prioridades del gobierno nacional y provincial, y no implementar las opciones disponibles manifestaría una clara falta de interés en el sector educativo.

Según CIPPEC, los maestros perciben un salario real promedio más bajo que en 2005, y actualmente, dicho ingreso se sitúa por debajo de la canasta básica para una familia de cuatro.

Comparando con otras profesiones, el salario docente es inferior en 15 de las 18 actividades económicas que requieren formación similar, incluidas la industria, el comercio y la construcción.

Los docentes argentinos no solo enfrentan desventajas en comparación con profesionales de otras regiones, sino que también sufren discrepancias salariales importantes a nivel interprovincial, donde los sueldos tienden a beneficiar más a los docentes de educación secundaria y superior.

En un contexto donde el FONID, un fondo nacional crucial para el pago de una parte del salario docente, ha sido eliminado, cabe preguntarse si es posible mejorar las condiciones laborales sin él. Desde CIPPEC se considera al FONID como un instrumento que ha agotado su utilidad, y sugieren que el gobierno nacional debería enfocar sus esfuerzos en ayudar a las provincias en un rediseño del sistema formador y otros aspectos críticos de la educación.

El trabajo en la docencia se enfrenta a un entorno institucional adverso, con escasa colaboración entre pares y responsabilidades sociales crecientes que desvían su enfoque pedagógico.

La cantidad de instituciones de formación docente, junto a la falta de planificación, es otro desafío que repercute en la calidad educativa. Actualmente, hay más de 1.300 Institutos de Formación Docente y 72 universidades, de los cuales los primeros concentran el 79% del alumnado.

Desde la transferencia de la educación a las provincias en 1992, se ha duplicado el número de estos institutos, debido a la falta de planificación adecuada.

En tiempos recientes se estableció el Sistema Integrado de Evaluación, Certificación y Acreditación de la Formación Docente para abordar este desorden, aunque desde CIPPEC se muestran escépticos sobre la celeridad de su implementación.

Los docentes dedican alrededor de 40 horas semanales y la falta de tiempo para capacitarse agrava la situación.

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El tema de la carrera y evaluación docente también es crítico. El sistema actual se basa en criterios de antigüedad y méritos acumulativos de certificación, y no fomenta suficientemente el desarrollo profesional.

Países vecinos han reformado sus sistemas hacia modelos que contemplan evaluaciones para el ingreso y promoción en la carrera docente, roles nuevos como el de “mentor”, entre otros, fomentando una motivación más intrínseca.

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A pesar del rechazo gremial en Argentina a las evaluaciones, es necesario abrir espacios para el diálogo y buscar un consenso. CIPPEC propone evaluaciones diagnósticas como herramientas para la mejora continua, dirigidas no solo a los estudiantes de ingreso sino también a aquellos próximos a ingresar al mundo laboral.

En conclusión, fortalecer la profesión docente es una prioridad urgente. Iniciar un proceso de mejora integral que refuerce la gestión de la información y el planeamiento, acompañado de una progresiva mejora en las condiciones salariales, podría marcar el inicio de una transformación positiva en el ámbito educativo.

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