Innovación en la resistencia de cultivos al calor
“Si todo marcha bien, podría transcurrir un año completo hasta que se obtengan los ‘nietos’ que se desean”. Pero estos ‘nietos’ no son lo que parecen; son brotes en un laboratorio y ‘los abuelos’ no son más que plantas modificadas genéticamente. Gracias a una conocida técnica de edición génica, estas plantas resistirán a temperaturas extremas, sin ser transgénicas. Este es el éxito logrado por la científica Gabriela Pagnussat, una bióloga de Mar del Plata e investigadora del Conicet, galardonada con el premio L’Oréal-UNESCO “Por las mujeres en la ciencia”.
Un viaje personal y profesional
Imaginando a Pagnussat desplazándose por un camino escarpado con sus hijos agarrados de las manos. Sus tres hijos, ahora jóvenes adultos, eran pequeños cuando ella decidió trasladarse con su familia a Estados Unidos para llevar a cabo su posdoctorado. “Planeábamos estar tres años, pero la realidad fue que permanecimos el doble, fue allí donde nació mi hija menor”, relató para el medio Clarín. En 2009, regresaron al país y, tres años después, se inició en el proyecto que la llevó a recibir este distinguido reconocimiento en colaboración con el Conicet.
Compromiso con la agricultura sostenible
Pagnussat encabeza una start-up llamada ThermoReLeaf, enfocada en diseñar soluciones tecnológicas mediante el avance de conceptos básicos de ciencia. Este enfoque busca reducir las pérdidas económicas de Argentina que se cifran en 60,000 millones de pesos anualmente a causa del calor, impactando tanto los precios de los alimentos como el empleo de quienes trabajan en áreas que no logran cosechar.
El proyecto, orientado a las Ciencias de la Vida, puede parecer distante desde una perspectiva urbana. Sin embargo, según Pagnussat, quien es investigadora Principal del Conicet, este trabajo es vital. Además de su aparato científico, lidera ThermoReLeaf, tratando de obtener apoyo financiero para superar el reto de que la investigación básica se transforme en una solución tecnológica viable.
El desarrollo de cultivos no transgénicos
“Trabajamos con arroz y soja”, explicó Pagnussat. Tras años de experimentación científica, lograron activar la resistencia al calor en plantas que normalmente viven a 22 grados pero pueden sobrevivir incrementos hasta 40 grados. Aunque su material genético ha sido alterado, esto no las clasifica como transgénicas.
El proceso comienza modificando genéticamente una primera generación de plantas, usando un gen con una herramienta de edición génica conocida como “tijeras”. Esto, replicando la defensa bacteriana que elimina virus, fue parte del motivo por el cual Charpientier y Doudna obtuvieron el Nobel de Química en 2020. A partir de ahí, los “hijos” nacen, algunos heredan el gen modificado, pero otros no, por lo que la selección de los ‘nietos’ involucra quedarse con los que mantienen la memoria del estrés térmico sin cargar con sus herramientas de manipulación genética.
Inspirar a una nueva generación de científicas
“Este reconocimiento llega en un momento crucial para estimular el interés en carreras científicas entre las mujeres. La ciencia debe seguir innovando para avanzar siempre”, subrayó Pagnussat. Al igual que ella, otras cinco mujeres fueron premiadas en la versión nacional de este premio, integrándose a las 72 científicas destacadas. Este año, la física argentina María Teresa Dova recibió el premio internacional por su trayectoria en representación de América Latina y el Caribe.
Todas las científicas premiadas son investigadoras del Conicet. Mehrnoosh Arrar se destacó en la categoría “Beca” por su trabajo en antivirales para el dengue, mientras que Eva Acosta Rodríguez recibió una mención en la categoría “Premio” por su enfoque en la inmunidad de precisión en artritis reumatoidea.
Luciana Balboa fue reconocida por su aporte en el diseño de tratamientos para la tuberculosis pleural, y Myriam Boivin y Sabrina Gavini, también en la categoría “Beca”, hicieron aportes significativos a las ciencias biológicas con el estudio de influencias climáticas y la facilitación entre plantas en Patagonia, respectivamente.
