Punta del Este dio inicio al verano con un evento culinario especial

El aroma a humo y hierbas asadas impregnaba el aire. Al cruzar la entrada del Museo de Arte Contemporáneo Atchugarry, en Punta del Este, se encontraba un colgante con una gran copa de vino que servía como pasaporte a un viaje sensorial inolvidable. La suave mezcla de música electrónica se fusionaba con el murmullo de copas llenándose una y otra vez. El entorno natural, las esculturas de mármol y los puestos dispersos bajo el cálido sol eran parte esencial del espectáculo.

Inicio de un Festival de Alta Cocina

Así comenzó la novena edición del Punta del Este Food & Wine, un festival que nuevamente reunió a chefs de diversas partes del mundo en un evento de alta gastronomía, vinos premium y cultura, marcando un inicio no oficial de la temporada estival.

Los asistentes se dejaban llevar por los aromas: brasas, mantequilla, cilantro y salsas. Desde los stands se apreciaban los movimientos hipnotizantes de los cocineros internacionales participando en esta edición. Desde Argentina llegaron Nicolás Díaz Rosaenz, de Elena en el Four Seasons Hotel Buenos Aires, y Astrid Acuña de La Mar. De Brasil, Elia Schramm (Babbo Ostería, Río de Janeiro), Manuelle Ferraz (A Baianeira, São Paulo), Marcelo Schambeck (Capincho, Porto Alegre) y Marcio Ávila (Bistró Pelotense, Pelotas), mientras que desde Los Ángeles asistió Ben Ford (Ford’s Filling Station).

Participación Nacional Destacada

Uruguay también tuvo una destacada representación con Santiago Manella (The Grand Hotel), Danny Sadi (Sushi True), Matías Sanjurjo (La Susana), Pilar Illarraga (1921 Sofitel Montevideo), Charlie Begbeder, el dúo Fabrizio Sergio e Ita Pereyra Goday (maestros del fuego) y Julio García Moreno (Narbona Punta del Este).

Según Gabriel Bialystocki, fundador y director del festival, la jornada fue una verdadera sinfonía de sabores. “No se trató de un solo sabor,” comentó mientras compartía momentos con los chefs y supervisaba cada aspecto del evento. “Ésta es la esencia de Punta del Este Food & Wine: unir 16 chefs en un único escenario, en un almuerzo único,” expresó a Clarín.

El escenario no podría haber sido más apropiado. Desde el mediodía, el público disfrutó de diferentes estaciones donde se ofrecían propuestas culinarias diversas, desde mariscos hasta platos preparados al fuego, resaltando la autenticidad de cada chef, la conexión con productos locales y el maridaje con 12 bodegas.

Interacción Sensorial Única

Bialystocki explicó: “Nuestro ADN siempre ha sido explorar locaciones icónicas. Organizamos eventos en Fasano, en la plaza de Pueblo Garzón con Francis Mallmann, en La Susana… Y ahora en este maravilloso museo. Todo contribuye a la experiencia,” señaló.

Como sorpresa en la tarde, hubo una degustación de caviar a cargo de Black River. Para muchos fue su primer encuentro con el caviar, un instante de textura y salinidad que dejaba una impresión perdurable.

Entre las chefs más solicitadas del día se encontraba Astrid Acuña, la peruana al mando de La Mar en Buenos Aires. “Este año celebramos una década en Palermo. Somos una cevichería que honra a Perú,” explicó mientras el público se agolpaba en su puesto.

Santiago Insaurralde, de La Susana, compartió su experiencia: “Nos encargaron el sándwich del evento: pan marsellés, vacío ahumado, salsa de kéfir y lechuga fresca. Hubo mucha demanda, la gente repitió y se dejó llevar. Para nosotros, Food & Wine es como un viejo amigo. Es nuestra cuarta participación.”

El festival también incluyó las Food & Wine Sessions en el anfiteatro del parque, donde los chefs compartieron sus inspiraciones y pensamientos sobre la gastronomía. “Mi objetivo es dejar una huella en los comensales. Si en el futuro alguien recuerda ese día junto a la comida y la risa, mi misión estará cumplida,” reflexionó Bialystocki.

Mientras el sol se ocultaba tras las esculturas de mármol, el aroma a fuego retornaba al ambiente. El vino seguía fluyendo, y los platillos continuaban complaciendo a los asistentes. En Punta del Este, el arte y la gastronomía se encontraron nuevamente, anticipando el verano inminente. Y los recuerdos, ya sea del caviar o del picante justo de un ceviche, quedaron grabados en el paladar.

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