A los 22 años, Lía Camila Falcón no utilizaba el apellido de su padre biológico, ya que para ella, su verdadero padre era quien la crió. Estaba en su segundo año de psicopedagogía, carrera que eligió para brindar ayuda a su hermano autista de solamente 8 años. El jueves pasado, luego de ducharse, decidió salir a pie desde su casa en Santa Rosa, La Pampa, con destino al hogar de una amiga. Sin embargo, jamás llegó, ya que fue atropellada mortalmente por un Ford Falcon cuyo conductor no respetó la luz roja del semáforo.
Era aproximadamente las cinco menos diez de la tarde cuando Lía comunicó a su amiga que estaba por cruzar la Avenida Circunvalación Santiago Marzo en la intersección con la calle Cavero para reunirse con ella. Es bien sabido que en dicha área los vehículos circulan a altas velocidades, pese a que el límite es de 60 km/h.
El trágico accidente
Al poner un pie sobre el pavimento, Lía, según su madre, Alejandra Falcón de 45 años, “quedó registrada por las cámaras deteniéndose antes de cruzar el paso peatonal, divisando el Ford Falcon, y queriendo retroceder antes de ser impactada”.
Francisco Roldán, de 60 años, quien manejaba el vehículo, defendió que Lía estaba distraída mirando su móvil. La madre de la joven señaló: “Él conducía entre 90 y 130 km/h. Si vio que estaba distraída como dice, ¿por qué no le tocó la bocina?”, además de mencionar que el teléfono de su hija, un TCL negro que le regalaron por su cumpleaños, quedó dentro del coche.
“La arrastró por 30 metros y detuvo el auto a los 150 metros”, detalló sobre el conductor, un herrero sin antecedentes quien fue beneficiado con arresto domiciliario por la jueza Florencia Maza en casa de un pariente.
Se le realizó un test de alcoholemia, el cual resultó negativo, aunque la familia de Lía argumenta que no se le practicó un examen toxicológico. Al momento del accidente, el conductor estaba acompañado de su esposa.
Además de la inmensa pérdida de su hija, Alejandra enfrentó el trato desalmado en el Hospital René Favaloro, donde llegó Lía ya fallecida.
Cuando la amiga de Lía contactó a Alejandra preocupada por la posibilidad de un “accidente”, ella trató de obtener información del hospital, donde se negaron a dársela.
Mientras se dirigía hacia allí, la Policía la llamó anticipándole: “Lía tuvo un accidente. Está grave”.
Su hermano llegó primero y le informaron: “Ella está siendo atendida por los médicos”. No sospecharon que había fallecido. Al llegar Alejandra al hospital fue recibida de manera inapropiada. Logró pasar a ver a su hija, a quien encontró en una camilla, con vendas en la cabeza, algodones en la nariz y los ojos cerrados. Preguntó, dubitativa, al notar su color pálido, pensando que estaba inconsciente: “¿Está muerta?” Y allí le revelaron lo peor: “Sí, señora, su hija ha muerto”.
Este lunes, los familiares de Lía buscaron respuestas del fiscal a cargo, Marcos Sacco, quien les indicó que había solicitado la prisión preventiva efectiva para el acusado, pero la jueza decidió el arresto domiciliario, aludida la falta de riesgo de fuga o interferencia con la investigación.
La vida de Lía
La familia de Lía la completan su padre de crianza, Germán Alday, de 45 años, y sus dos hermanos: Mía, de 13, y el pequeño León, de 8, quien extraña diciendo “la hermana Lía” y entra a su habitación moviendo todo en la ventana, al no encontrarla.
Alejandra es secretaria en la sección Viáticos de la Cámara de Diputados provincial, mientras que su esposo repara heladeras, freezers y equipos de frío. Lía siempre decía: “Mi único papá es Germán”, dejando atrás a su padre biológico.
Inicialmente, Lía soñaba con ser policía y trabajaba temporalmente como camarera en eventos. No obstante, la enfermedad de su hermano menor la motivó a estudiar psicopedagogía.
“Lía quedó completamente desfigurada. Su rostro era irreconocible, el cráneo destrozado. La mataron como a un animal”, expresó su madre con dolor, quien recibió las pertenencias de su hija, incluidas las zapatillas negras que permanecieron en la acera tras el choque mortal.
El conductor del Falcon ha sido acusado de “homicidio culposo”, cuya sanción varía entre 6 meses y 5 años de prisión. “Él participaba en carreras ilegales, como el TC Platense, no tenemos certeza si el automóvil estaba modificado”, cuestionó Alejandra, criticando la decisión de la jueza de conceder el arresto domiciliario, mientras planea una manifestación el 27 de enero a las 20 en la Plaza San Martín.
Sin embargo, pidió a los vecinos evitar el acoso hacia el acusado en su residencia: “Existe una justicia divina y de la terrenal nos encargaremos nosotros”.
EMJ