La prioridad es seguir con vida: desesperación en el área de Campana más afectada por las inundaciones

A veces, la entrada al barrio San Cayetano, ubicado en Campana, se asemeja a una parada provisional. Personas sobrepasadas, agua que les llega hasta las rodillas, bidones y cajas de alimentos, perros aterrorizados. Sin embargo, son los gritos los que más se destacan: “¡Necesito un bote, necesito ver mi hogar!”

El implacable panorama

El cielo resplandece con un azul puro y el sol ha reaparecido tras varios días, como si tratara de disculparse. Pero la invasión del agua persiste, cubriendo muchas casas hasta la mitad con su tono marrón. Aunque ya no llega hasta los tejados como en los peores momentos, continúa abarcando calles, pasillos y camas. A cada cierto rato, un vecino sucumbe al llanto: por lo que ha perdido, por lo que teme descubrir, por lo que no sabe si logrará recuperar.

“¿Alguien desea entrar? ¿Alguien necesita llevar o traer algo?”, clama un hombre desde su bote a las personas que esperan.

Rescate personal y comunitario

Frente al barrio, un grupo de vecinos aguarda su oportunidad para subir a un kayak prestado. “Mi perro quedó atrás”, comenta Liliana Rivas, de 43 años. “No lo traje en mis brazos pensando que regresaríamos pronto. Aún no lo encuentro. Quizás subió al tejado como antes, pero tal vez no”, añade mirando al vacío.

Cada bote que regresa desde el interior trae más personas, con el cabello revuelto, empapadas y en silencio, junto con más animales: gatos temblorosos bajo las camperas, perros con la lengua afuera. Aquellos sin bote se adentran de todos modos. Caminar con el agua hasta el pecho conlleva riesgos, pero la desesperación impulsa. Proceden con precaución, usando palos para explorar el terreno. Buscan una estufa, un recuerdo, una mascota.

Quienes no logran subir a un bote recorren el barrio caminando con el agua hasta la cintura. Foto Francisco Loureiro

Nadie puede prever cuándo regresarán a sus hogares, a recorrer sus pasillos y cuando podrán descansar en sus camas. El intendente de Campana, Sebastián Abella, comentó a Clarín: “La verdad es que hasta que el agua no se retire de Areco, no lo hará en Campana, dado que la cuenca desemboca en el Río Paraná. Esperamos que al descender, podamos evacuar el agua presente en el barrio. Aunque la bajada es notoria, resta bastante camino”, aseguró.

“Siempre nos sucede esto, pero jamás vi a tanta gente sumergida hasta el cuello”, relata Hugo Torres, jubilado, con un salvavidas al hombro. A su lado, una niña abraza un peluche empapado.

No solo se trasladan personas en los botes; algunos organizados por bomberos y fuerzas armadas, transportan comida. “Hay mucha gente que no quiere abandonar su hogar”, aclara Walter Ríos, voluntario scout llegado desde Zárate. “Se quedaron protegiendo lo poco que tienen. Así que el operativo se ajustó: comida, abrigo, agua, lo que podamos llevar”, concluye.

Recorrida en bote para auxiliar a los más afectados en el barrio San Cayetano de Campana. Foto Francisco Loureiro

La entrada del barrio se ha convertido en un centro logístico. Se apilan galletas, viandas, pañales y alimentos para mascotas. Voluntarios de diversas organizaciones distribuyen lo que pueden. “Vinimos de Zárate con cuatro automóviles llenos de cosas”, relata Florencia, de 24 años, voluntaria. “Jamás vi algo semejante. Puedes ver las imágenes en televisión, pero hasta que no estás aquí, no entiendes lo que implica perderlo todo. Esto es literalmente un río, el agua ha engullido las casas”, describe mientras observa.

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Según el reporte de la Municipalidad de Zárate a Clarín, “la situación se normaliza paulatinamente”. En ciertos barrios, el agua ya se ha retirado por completo. En San Cayetano, aún no. Tampoco en San Javier ni en parte de San Miguel. Quedan entre 50 y 70 evacuados en el Espacio DAM de la Costanera en Zárate. Las autoridades esperan que, con el clima favorable, pronto puedan retornar a sus hogares. Pero todo depende del estado de cada vivienda y la voluntad de los vecinos de afrontar ese regreso.

Soporte de la Armada Argentina en medio de las dramáticas inundaciones en Campana. Foto Francisco Loureiro

Milagrosamente, en Campana no se reportaron víctimas fatales ni desaparecidos. Las cifras oficiales indican cero. Además, todas las clases en los establecimientos públicos fueron suspendidas este lunes.

En lo alto de un poste de luz, un gato negro observa tranquilamente. Nadie sabe cómo llegó allí, pero lleva horas inmóvil. Abajo, una familia acaba de encontrar su puerta abierta. “Lo fundamental es que estamos vivos”, expresa el padre, mientras carga una mochila que rezuma agua. “Luego, lo material se resolverá”, agrega.

El barrio San Cayetano quedó completamente sumergido por las fuertes lluvias en la Provincia de Buenos Aires. Foto Francisco Loureiro

No obstante, lo material también afecta. El olor a humedad y clausura llena el barrio. De nuevo se ven escenas de niños revisando ropa, personas buscando alimento. Cada uno con su bote, tangible o figurativo, tratando de salir de esta agua que aún se niega a irse.

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