Una Tradición de Fe y Devoción
Cada año, entre finales de septiembre y comienzos de octubre, miles de fieles de diversas edades y culturas se congregan desde distintos puntos del país para comenzar su viaje desde Liniers hasta la Basílica de Luján.
Revelando Historias de Fe
Las “pausas inevitables” se encuentran en localidades como Morón, Merlo, La Reja y General Rodríguez, siendo Moreno un punto de descanso para los más exhaustos. En estos lugares, los peregrinos aprovechan para hidratarse, consumir alimentos energéticos, cambiar calcetas para evitar ampollas, y reunir fuerza para el tramo restante.
Aunque el trayecto mapea 61 kilómetros, la caminata puede modificarse según las circunstancias personales y grupales. Algunos caminan acompañados de parroquias o colectivos de apoyo, incluyendo voluntarios de Scouts, deteniéndose en cada localidad para recibir abrigo y alimento proporcionados por transportes de asistencia.
Muchos optan por un recorrido intuitivo, utilizando calzado variado desde deportivas hasta sandalias, y sombreros fabricados con prendas improvisadas. Sobresalen las banderas, oraciones y notas personales firmadas. Los objetos simbólicos como rosarios, figuras religiosas y camisetas personalizadas con imágenes y mensajes son una constante acompañante.
Uno de los peregrinos, Esteban de Mataderos, participa en el evento de 2025. Mientras avanza hacia Morón, recuerda cómo agradeció el nacimiento de su hija sana, Iara, en 2002: “El tiempo ha pasado y volver a caminar es cumplir esa gratitud”. Como artesano de marroquinería, reflexiona sobre la situación económica nacional y su impacto negativo en la industria.
Brian y su pareja Belén también caminan, mientras él lleva un altavoz y un estabilizador. Julién la conexión amorosa que encontraron en la Pastoral de la Juventud Argentina, visualizan un futuro juntos.
David, vecino de Ensenada, se une a la peregrinación con un propósito distinto: superar las adicciones. Su viaje comenzó el año pasado, y este es su segundo año en un compromiso de tres anualmente con esta meta.
En el evento, distintas organizaciones, desde organismos municipales hasta entidades educativas y Guías Argentinas, brindan apoyo y recursos a los participantes. Especialmente en Ituzaingó, jóvenes voluntarios reparten agua a los caminantes para refrescarse y mantenerse hidratados.
El fervor en la peregrinación está marcado por la música, desde cánticos religiosos hasta ritmos más alegres como cumbia o cuarteto por artistas como Los Tabaleros y Los Huayra.
Al culminar el día, grupos de peregrinos avanzan a paso constante hacia Luján, envueltos en oraciones dirigidas a María.
En la Basílica de Luján, los devotos expresan su fe a través de oraciones, incluso aquellos que no logran llegar al altar encuentran maneras de conectarse espiritualmente.
La 51° Peregrinación Juvenil a Luján reitera cómo la devoción tiene el poder de movilizar personas, demostrándose mediante la experiencia de la travesía.