El caso de Rodrigo Castillo, de 46 años, se convierte en una dolorosa paradoja: conocía perfectamente el ámbito de los laboratorios, los procedimientos y las gestiones. Con más de 15 años de experiencia como visitador médico, numerosos productos de HLB Pharma, Laboratorios Ramallo, y otras compañías pasaron por sus manos. Sin embargo, parece que fue una dosis de fentanilo adulterada, producida por una de estas empresas, lo que puso fin a su vida.
Rodrigo es la sexta víctima cuya historia Clarín ha logrado reconstruir, entre los fallecidos debido al escándalo del fentanilo adulterado que, se presume, ha causado la muerte de al menos 48 personas en hospitales de Buenos Aires, Santa Fe y CABA.
Sus familiares hicieron público su caso durante una manifestación junto a otros afectados frente al hospital Italiano de La Plata. En dicha institución fue donde se descubrió inicialmente que al menos 15 pacientes murieron debido a dos bacterias altamente letales.
Se identificó que estos gérmenes provienen de las ampolletas de fentanilo adquiridas al laboratorio HLB. Los casos fueron remitidos al ANMAT, que, el 9 de mayo pasado, procedió a cerrar la fábrica, prohibir la venta de sus productos y retirar las remesas contaminadas.
Protesta y reclamos
La protesta se llevó a cabo en el parque San Martín, a pocos metros del hospital. En silencio, los asistentes caminaron hasta la entrada. La madre de Renato Nicolini, de 18 años, y los familiares de Leonel Ayala, de 32, quienes también fallecieron tras recibir este opioide, exigieron “castigos ejemplares” para los responsables. Alejandra Francese, representante legal de varias familias, solicitó justicia y penas para aquellos que permitieron la distribución de estas dosis fatales.
Rodrigo Castillo se suma a las víctimas mortales del fentanilo adulterado en La Plata.
Asistieron también los representantes de otras víctimas como Daniel Oviedo, de 44 años, Claudio Napolitano, oriundo de Santa Fe con 80 años, y Luis Rosetti, de 72 años, fallecido en la CABA.
Un destino inesperado
Rodrigo Castillo tenía la costumbre de asistir al estadio para ver jugar a su amado “Lobo” cada dos domingos. Su rutina incluía una comida familiar antes de caminar hacia el estadio de Gimnasia y Esgrima de La Plata.
Hace más de tres meses, un evento imprevisto selló su destino de manera trágica. El 22 de abril, Rodrigo comenzó a experimentar un intenso dolor abdominal y acudió a la guardia médica en compañía de su madre.
Escogieron el Hospital Italiano por cercanía y confianza, pero fue una decisión fatal. Sin un diagnóstico claro y tras recibir un potente analgésico, Rodrigo fue dado de alta.
Su estado no mejoró y finalmente ingresó en el Hospital Rossi, donde le diagnosticaron una trombosis intestinal. A pesar de la operación, su salud se deterioró progresivamente de forma inexplicable para los médicos.
Investigaciones y esperanzas
El 8 de mayo, Rodrigo falleció, dejando a su familia -compuesta por sus tres hermanas y su hijo pequeño, Benjamín, de siete años- en un profundo dolor y desconsuelo.
Posteriormente, el caso del fentanilo contaminado salió a la luz pública. Las hermanas de Rodrigo comenzaron una detallada investigación para establecer conexiones entre su inesperada muerte y la crisis del fármaco contaminado.
Finalmente, semanas después, el Hospital Italiano confirmó que Rodrigo recibió una dosis contaminada de fentanilo, de una de las partidas adulteradas, el único día que estuvo internado allí.
Un grito de justicia
Anabela, una de las hermanas de Rodrigo, expresó su dolor ante Clarín: “Rodrigo era muy querido. Con una familia unida, una hija hermosa y un futuro prometedor. Su partida fue un golpe devastador.”
La causa está siendo investigada por el juez Ernesto Kreplak, quien está recopilando responsabilidades penales de los implicados en el laboratorio. Aún sin imputados ni detenciones, el clamor de las familias sigue resonando sin respuesta judicial.
La movilización de las familias frente al hospital Italiano de La Plata refleja la desesperación por justicia, pero hasta ahora, sus voces no han encontrado eco en las cortes.
SC