El impactante choque en San Miguel del Monte
La quietud de la Ruta Nacional 3 se rompió en un instante por un fuerte accidente, ocurrido en la madrugada, en el kilómetro 132 cerca de San Miguel del Monte, una localidad de la provincia de Buenos Aires. Un colectivo de larga distancia, perteneciente a la empresa Cóndor Estrella, chocó de frente con un camión. La tragedia dejó un saldo desolador: cuatro víctimas fatales y quince personas heridas, entre ellas diez policías que viajaban en el autobús.
Relatos desde el hospital
En el Hospital Zenón Videla Dorna, donde atendieron a los lesionados, se encuentra José Luis Arse afuera de la sala de emergencias. Al tocarse la cabeza, comenta que no logra recordar el instante del choque. “Estaba mirando por la ventana de vez en cuando, pero me quedé dormido. Al abrir los ojos, ya estaba fuera del autobús. Alguien debe haberme sacado”, dice con voz pausada y mirada perdida, mientras espera en la puerta del centro médico, con una venda en la cabeza y exámenes en mano. “Me lastimé la cadera y la cabeza. Estaba sentado en el segundo asiento, después del baño. Había una señora frente a mí, no sé cómo está ella”, describe.
Sobrevivir al caos
Proveniente de Necochea, José viajaba solo y ahora aguardaba el arribo de su hija para que lo lleve. Esa expectativa es su esperanza en medio de la confusión tras el accidente. No tiene claro quién lo rescató ni cuánto tiempo permaneció inconsciente, solo sabe que todavía está con vida y, al recobrar el sentido, vio la escena de un terrible accidente entre un bus y un camión.
Atención médica de emergencia
Los heridos fueron recibidos con rapidez en el hospital de Monte, centro de referencia del área. Según el informe oficial, llegaron 15 personas con diversos niveles de lesiones: cuatro con heridas en el cráneo y fracturas en las piernas, otras diez con politraumatismos leves, y una en estado crítico, que fue derivada al hospital Cuenca Alta Néstor Kirchner, en Cañuelas.
En el incidente también resultaron heridos diez policías que vestían sus uniformes, como confirmaron a Clarín. Algunos, como los oficiales Mateo David Agüero y Jimena Giselle López Erdí, y el teniente primero Walter Ariel Gómez, tuvieron heridas menores. Sin embargo, la oficial Ayelén Florencia Vázquez sufrió una fractura en el fémur, y el oficial Julio Marcos Aguirre tiene una herida frontal y permanece en estado reservado.
Rosa, otra sobreviviente, aguarda junto a una ambulancia a su esposo. Ella relata: “Ambos estábamos en el bus, él tiene cortes en la cabeza y politraumatismos, pero está bien dentro de todo. Nos van a trasladar a Azul”. Explica que trataban de usar los cinturones de seguridad que no funcionaban correctamente. “El ruido fue terrible, seguido de los gritos. También tengo un golpe fuerte en la pierna. Íbamos hacia el Hospital Favaloro, y terminamos aquí”, añade.
Los reclamos sobre el mal estado de los cinturones de seguridad se hicieron oír nuevamente. Rosa fue clara: “Es necesario que arreglen esto… No puede ser que no haya controles.”
Conforme sus condiciones lo permitieron, los lesionados leves fueron derivados a hospitales adecuados a sus seguros de salud. En el hospital de Monte, recibieron estabilización y atención médica, mientras ambulancias los trasladaban. Además, psicólogos del servicio de emergencias y de la Superintendencia de Servicios Sociales llegaron para asistir a las víctimas y sus familias.
Preocupaciones por la seguridad vial
En los alrededores del Hospital Zenón Videla Dorna, los vecinos de Monte se reunieron espontáneamente motivados por la catástrofe y expresaron preocupaciones sobre el estado de las rutas locales. Claribel Toranzo señaló que la falta de mantenimiento no solo causa molestias, sino que pone vidas en peligro. “Los accidentes son diarios. Los bomberos siempre atienden emergencias en la misma sección de la ruta. No hay iluminación, la señalización es deficiente y no hay banquinas; en moto no hay a dónde escapar”, señala.
Según Toranzo, la situación se complica con curvas peligrosas mal señalizadas y un asfalto en mal estado a la entrada de la ciudad. “Sólo pedimos que reparen las rutas. No queremos más muertes que se podrían evitar”, comenta.
Aunque aún se investigan las causas del accidente, las consecuencias son evidentes: se perdieron cuatro vidas y muchas otras quedaron afectadas para siempre. En la tarde del martes, en la sala de espera del hospital, José Luis Arse sigue esperando a su hija. Con la cabeza vendada y exámenes en mano, remarca con sorpresa que está con vida, sin comprender del todo cómo sobrevivió.
En otro sitio, en la estación de Policía Comunal de Monte, los familiares de los fallecidos aguardan novedades de la morgue judicial. La escena está llena de abrazos y lágrimas de pesar. Clarín intentó acercarse a los familiares de Martín García, uno de los pasajeros fallecidos. Brevemente respondieron: “Estamos devastados. No se puede decir más, no tenemos fuerzas para hablar.”