La irrupción de productos extranjeros en los supermercados argentinos
Lo que hace poco tiempo parecía improbable, hoy es un hecho: los productos importados han comenzado a llenar las góndolas argentinas, ofreciendo precios más reducidos que los nacionales en muchos casos. La liberalización de las importaciones impulsada por el gobierno de Javier Milei, junto con los elevados costos internos y la disminución del impuesto PAÍS, ha originado una oleada de productos extranjeros que desafía a la industria local y modifica los patrones de consumo.
Incremento en las importaciones y su impacto en precios
De acuerdo con el Indec, en febrero las importaciones alcanzaron los US$ 5.864 millones, evidenciando un aumento del 42,3% en comparación con el año anterior. Este crecimiento se debe mayormente a un incremento del 55,4% en las cantidades y una reducción del 8,5% en los precios.
En un recorrido por supermercados, Clarín observó que los artículos importados pueden llegar a ser entre un 25% y un 60% más económicos que los nacionales. Se ha detectado un aumento en la disponibilidad de productos básicos, especialmente en categorías como panificados, lácteos y pastas secas.
Cambios en la oferta y estrategias comerciales
“El año pasado, solo el 10% de nuestras ventas correspondían a productos internacionales, pero últimamente esta cifra ha crecido sustancialmente”, señaló un representante de una reconocida cadena de supermercados consultado por Clarín.
Explicaron que el proceso de importación tuvo dos fases: inicialmente se trajeron productos de países vecinos, destacando panificados y harinas de Paraguay y Brasil, algunos lácteos de Uruguay y frutas y verduras de Chile. En la segunda fase, se está ampliando el desarrollo de proveedores, lo cual será cada vez más evidente en las góndolas.
Desde Carrefour confirmaron que incluir productos importados forma parte de una estrategia para diversificar la oferta y mejorar la competitividad en precios: “Aunque los importados todavía representan una pequeña fracción de nuestra oferta total, están ganando aceptación. Ya no son solo aspiracionales, sino que comienzan a diferenciarse por precio bajo y alta calidad percibida”.
Precios y consideraciones de los consumidores
Según Clarín, la mayoría de los productos importados son más económicos, incluso contando los costos adicionales de flete y logística.
Por ejemplo, una bolsa de pan blanco Bimbo tiene un costo de $ 5.194, mientras que opciones brasileñas como Visconti y Bauducco están a $ 2.999 y $ 3.100, respectivamente. Para los fideos, el paquete de Matarazzo está a $ 2.000, en contraste con las opciones albanesas Pasta Bella ($ 1.250) y Diamond ($ 1.470).
Esta tendencia se repite en otros productos de almacén. Las papas fritas paraguayas enlatadas de la marca Día cuestan $ 2.899, mientras que las Lays hechas en Argentina llegan a $ 4.500. En cuanto a los enlatados, el choclo cremoso de La Campagnola tiene un precio de $ 1.783, pero su equivalente brasileño de Ciudad del Lago cuesta $ 1.119.
Los lácteos también muestran diferencias de precio. La leche La Serenísima cuesta $ 2.130, frente a la uruguaya Conaprole a $ 1.499. En el caso del atún, las importadas como Robinson Crusoe (España) y Bulnez (Ecuador) están disponibles a $ 3.162 y $ 1.290, respectivamente, comparadas con la lata de La Campagnola que cuesta $ 7.500.
Sin embargo, existen excepciones. En los cafés instantáneos, Nescafé Dolca de Argentina está a $ 9.900, mientras que la importada Cruzeiro alcanza los $ 16.900.
Preferencias y estrategias de compra de los consumidores
Para los consumidores, el precio es el elemento clave al decidir sus compras. La elección entre productos nacionales o importados queda en segundo plano cuando se trata de ahorrar al máximo. Esto incentiva la preferencia por las marcas propias del supermercado, compuestas en gran medida por importados.
María Victoria, por ejemplo, utiliza un cuaderno para llevar registro de cada gasto, priorizando siempre lo más económico sin importar la marca ni el país de origen. “No me fijo en la marca; siempre busco lo más barato”, asegura mientras repasa una lista de precios.
Catalina Suárez, otra consumidora de Barracas, enfatiza en el precio, pero también considera la relación costo-calidad y prefiere comprar en días con descuentos con su tarjeta. Para ella, si un producto es importado o no, es irrelevante.
Jorge, un jubilado que frecuenta el Coto de Barracas, tiende a elegir productos de marca propia por su equilibrio entre precio y calidad. “Generalmente son más baratos y no encuentro grandes diferencias en calidad con otras marcas”, menciona mientras llena su carrito con fideos económicos.
Uno de los grandes supermercados nacionales confirmó esta inclinación: “Muchos productos importados entran bajo el paraguas de nuestras marcas propias. Es una manera de introducirse en el mercado y que los clientes se familiaricen con ellos”, explicaron.
MG