Manejar el balde de capacidad de 1.000 litros con cadenas no es tarea fácil. Esto se complica aún más cuando no hay un tanque australiano cercano y se debe sumergir el balde en la corriente del Río Azul, en El Bolsón, para intentar mitigar el feroz incendio de interfase que azota a esta región de Río Negro desde hace casi dos semanas.
Alfonso Naish, de 51 años, y Julián de Córdoba, de 35, son los pilotos a cargo del helicóptero Bell 429 de doble motor de la compañía Heli Patagonia. Siempre actúan en conjunto, y entre sus controles tienen dos botones cruciales para enfrentar las llamas: uno para liberar el agua y el otro para desprender el balde con sus cadenas en situaciones de emergencia.
Impactante Visión Aérea
Desde las alturas, el negro del incendio se extiende como una gran mancha que contrasta con el verdor de lengas, coihues, cipreses y pinos. Volar sobre el valle, delimitado por el cerro Dedo Gordo y el cerro Hielo Azul, permite comprender la magnitud de este desastre, iniciado el 31 de enero en la tarde.
Estrategia y Coordinación en el Combate
El fuego ha consumido más de 3.600 hectáreas y causó amplia destrucción al convertirse en un incendio de interfase. Ya ha destruido 147 viviendas en Mallín Ahogado y cobró la vida de un residente. A pesar de que sigue activo, en la noche del martes se registraron 12 focos.
Alfonso y Julián calculan la cantidad de agua que debe cargar el “Bambi”, como llaman por la marca al balde aeronáutico, junto con el combustible que usa el helicóptero. “Podemos hacer más vuelos y arrojar más litros si cargamos solo 900 litros, ya que consume menos combustible y permite más pasadas”, explica Alfonso, un piloto con experiencia en incendios forestales en la Patagonia.
Esfuerzo Conjunto entre Brigadas y Vecinos
Desde el suelo, los brigadistas proporcionan las coordenadas, mientras que desde el aire, los aviones y helicópteros trabajan arduamente. Estos aviones cargan agua en el aeródromo de El Bolsón, donde operarios los esperan junto a un tanque australiano para abastecerlos con 3.000 litros mediante mangueras.
A pesar de que el incendio aún no ha sido controlado, la situación ha mejorado. Las últimas noches las temperaturas han sido más bajas, lo que ha incrementado la humedad. Aunque persiste el calor durante las tardes, el viento ha disminuido, facilitando el trabajo de bomberos, voluntarios y pilotos, quienes esperan ansiosamente declarar que: “Está controlado”.