En Argentina, cada semana fallece por ahogamiento un niño o niña. Este trágico fenómeno, que puede prevenirse si se toman las precauciones adecuadas, es el foco de atención durante la Semana de la Prevención de los Ahogamientos. Con el objetivo de aumentar la conciencia sobre estas muertes infantiles, la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) ha publicado un detallado análisis de los factores de riesgo y las recomendaciones preventivas.
“Las cifras son alarmantes pero evitables. Hablamos de pérdidas que podrían ser prevenidas a través de acciones sencillas pero efectivas, como la vigilancia constante, la reducción de peligros en el hogar y la educación comunitaria”, afirma Adela Armando, pediatra, secretaria consultora del Comité de Prevención de Lesiones de la SAP y una de las escritoras del reporte.
De acuerdo con el más reciente estudio del Ministerio de Salud, en 2023, 48 niños menores de cinco años perdieron la vida por ahogamiento, lo que representa una muerte semanal.
La SAP subraya que los ahogamientos pueden ocurrir en cualquier momento del año, no solamente en vacaciones. Específicamente, en niños menores de cinco años, los incidentes suelen presentarse en lugares como bañeras, inodoros, recipientes con agua no vaciados, pozos desprotegidos, estanques y bebederos para animales.
El peligro es aún mayor para los menores de un año, que dependen enteramente de la supervisión de sus cuidadores.
“El ahogamiento en los más pequeños es rápido, silencioso y demanda muy poca agua. Por eso es crucial una atención del 100%: sin celulares, sin distracciones y con un adulto completamente dedicado, no más allá de un metro de distancia del infante. Esta es una manera concreta de salvar vidas”, menciona María Cecilia Rizzuti, prosecretaria del comité y coautora de la investigación.
Riesgos en la adolescencia
El informe también aborda los riesgos para los adolescentes, que frecuentemente se enfrentan a situaciones peligrosas en ambientes como ríos, lagos o el océano.
En estos casos, las causas más comunes de ahogamiento son la imprudencia, la falta de apreciación del riesgo, el consumo de alcohol o sustancias, y el uso de equipo inapropiado, además del desconocimiento del entorno.
“Para los adolescentes es crucial fomentar la conciencia del peligro y promover conductas seguras en ambientes acuáticos. Esto incluye evitar saltar en lugares donde el fondo no es visible, no entrar al agua en áreas no autorizadas, nadar sólo cuando hay socorristas presentes, respetar las advertencias y señales, utilizar el equipo correcto para actividades acuáticas y nunca hacerlo bajo la influencia de alcohol o drogas. La meta no es generar temor, sino alentar el autocuidado responsable”, indica Rizzuti.
Recomendaciones para la seguridad en piscinas
El reporte del comité hace un resumen de las principales recomendaciones para la seguridad en piscinas. La primera es la instalación de un cerco perimetral completo, de al menos 1,30 metros de altura, con barrotes verticales separados por hasta 10 cm. Únicamente una puerta del cerco debe tener un mecanismo de cierre fuera del alcance de los menores.
Es esencial eliminar objetos cercanos al cerco que puedan facilitar el acceso al mismo. Asimismo, es importante retirar juguetes u otros objetos del interior de la piscina que puedan atraer a los niños.
Para evitar resbalones y caídas en la piscina, se aconseja la construcción de superficies antideslizantes en los bordes y el piso. Por la misma razón, las escaleras deben tener poca inclinación, con peldaños amplios, rectos, barandillas y superficies seguras.
Se recomienda drenar siempre las piscinas inflables o desmontables cuando no se utilizan, al igual que proteger las bocas de succión con rejillas de malla cerrada.
También se advierte que los dispositivos como flotadores de cuello o chalecos no aprobados oficialmente no deben considerarse elementos de seguridad.
SC